viernes, 22 de febrero de 2013

Y USTED? J. DE SALZMANN


La señora de Salzmann me preguntó si yo había encontrado útil la meditación de anoche en la Maison. Ella no se había sentido bien y no asistió. Otra persona, uno de los mayores en el Trabajo en
París, había dirigido la meditación. Me sentí un poco defraudado por el hecho de que ella no hubiera venido y no pude hacer una conexión profunda conmigo mismo durante la meditación. Me quejé con ella
de que nuestro guía no parecía estar realmente conectado con la energía de la que estaba hablando. La señora de Salzmann me hizo una pregunta que me fulminó como un rayo y que me mostró lo ocupado
que estoy conmigo mismo. Ella, sencillamente, me preguntó: "¿Ayudó usted?" Realmente no se me había ocurrido que no puedo ser simplemente un consumidor; que el Trabajo
no es algo en que todo está listo y dispuesto para que yo avance espiritualmente, sino que yo tengo un
papel que desempeñar. 

No es sólo la responsabilidad de la persona que dirige la meditación hacer unbuen trabajo; sobre el cual yo pueda después emitir un juicio. No se trata sólo de su búsqueda o de su trabajo. También yo necesito poner de mi parte para crear la atmósfera, de manera que una conexión con la energía superior pueda ser posible para todo el grupo allí reunido. Siempre es posible encontrar una falta. Después de la observación de la señora de Salzmann me pareció muy obvio que en cualquier situación, la única pregunta práctica y verdadera es: "¿Ayudé yo?"
París, mayo de 1980. 

Un corazón sin
medida
El trabajo con la señora de Salzmann
Ravi Ravindra

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