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viernes, 22 de febrero de 2013

LA PRESENCIA DE DIOS



LA PRESENCIA DE DIOS
Gurdjieff en acción
El otro día me vino un pensamiento que decía, «¿Cuán cerca estás de Dios?» Esta no es una 

pregunta que estemos acostumbrados a preguntar. Tenemos una creencia innata en la existencia 
de una Deidad Suprema, pero creemos que ésta es algo totalmente remoto e inalcanzable. Sin 
embargo Cristo dijo: «El Reino de Dios está dentro de vosotros»; y nos dicen que tratemos de 
elevar nuestro nivel de conciencia de modo que podamos comunicarnos con niveles superiores.




¿Conciencia de qué? Con seguridad que aquello que estamos buscando debe de ser consciente 
en el Universo al que pertenecemos y en el que tenemos un propósito. De aquí que será 
conveniente reunir algunas de nuestras ideas sobre este misterioso entorno. Los astrónomos, 
minando al cielo a través de sus telescopios, nos dicen que la Tierra es un insignificante planeta 
en uno de los 10.000 millones de sistemas solares de la galaxia llamada la Vía Láctea; y que




incluso ésta es sólo una de entre 1.000 millones de galaxias en los vastos dominios del espacio.
¿Se puede saber qué hacemos en medio de este desierto?
La cosmología esotérica adopta un punto de vista diferente. Dice que el Universo es traído a la
existencia por la voluntad de un Creador Supremo, de inteligencia inconcebible e inefable, a
través de una serie de órdenes mundiales de manifestación cada vez más detallada. El proceso
queda trazado en el familiar diagrama conocido como el Rayo de Creación, que muestra como se
desarrollan las manifestaciones sucesivas por la aplicación progresiva de la Ley del Tres.
Hemos visto que a causa de esta secuencia cada orden mundial no sólo es dirigido por su propia
inteligencia, sino que además está sujeto a las leyes de todos los órdenes superiores, de modo
que la creación entera es una estructura viviente, continuamente vivificada por la influencia del
Absoluto que copenetra todos los niveles inferiores. Es importante realizar que los sucesivos
órdenes mundiales no son entidades separadas sino que son, como los miembros del cuerpo,
partes de un todo coherente que es la Deidad.
Esta idea tiene un importante corolario, a saber, que cada orden mundial no sólo está sujeto a las
leyes de sus progenitores, sino que está realmente impregnado con los materiales de los niveles
superiores a él. Solemos interpretar la materialidad en términos físicos; pero sabemos que esto es
una ilusión de los sentidos. Las substancias que nos son familiares son realmente lacias
multitudes de pequeñas perturbaciones del vacío, llamadas electrones, separadas por distancias
relativamente enormes. Estos interfieren con el paso de las ondas de luz, y crean así las
apariencias de solidez y de color.
Dentro de este espacio virtualmente vacío está claro que hay sitio para vibraciones de una
calidad más fina, que no serán detectadas por los sentidos ordinarios pero que pueden tener una
significativa influencia sobre nuestro comportamiento. Podemos, más aún, considerar que
órdenes mundiales superiores tengan estructuras similares que implican vibraciones
progresivamente más finas cada vez, de modo que cada uno poseerá su propia materialidad; y
cada nivel estará impregnado con las vibraciones de todos los órdenes superiores.
A veces se expresa esto en términos de una estructura de átomos, usando la palabra en un
sentido psicológico como la más pequeña partícula de materialidad de cualquier orden mundial.
En estos términos el Rayo de Creación puede ser desarrollado como una reunión progresiva de
átomos del Absoluto, como en la fig. 11. Todo átomo del Mundo 3 contendrá tres de tales átomos.
Los átomos de la galaxia contendrán seis, mientras que cada átomo de material Solar contendrá
doce, y así sucesivamente. Esta formulación transmite muy claramente el modo en el que cada
orden mundial está saturado con materiales de todos los niveles de más arriba.
Está claro que estos materiales no son de la calidad de las substancias físicas. Es mejor
considerarlos como manifestaciones de la inteligencia de los seres conscientes. Así, el Mundo 48,
el nivel de la Tierra, es un ser inteligente que tiene que ver con el mantenimiento de las
condiciones físicas de este planeta y de sus actividades psicológicas asociadas. Esto lo damos
enteramente por supuesto. Sólo muy ocasionalmente otorgamos reconocimiento

Hay implicada todavía otra inteligencia más. Consideramos a la Tierna como una estructura
permanente, pero en realidad todos sus constituyentes están viniendo a la existencia en este
mismo momento, pues los átomos (físicos) habiendo cumplido su propósito y usado su energía,
mueren y tienen que ser reemplazados.
Toda la Tierra física, incluyendo al cuerpo, es una estructura de muerte y reemplazamiento
continuos. Algo ha de encargarse de organizar todo esto, de mantener el proceso en operación, y
esta es la inteligencia del Mundo 48, que responde a programas establecidos por el Mundo 24.
El Mundo 24 es una inteligencia de orden superior que posee un grado adicional de libertad, una
dimensión extra. Estamos familiarizados con las tres dimensiones del espacio, que son
simplemente armazones con los que podemos medir las extensiones de longitud, anchura y
altura. Para la inteligencia del Mundo 24 el paso del tiempo de los sentidos es simplemente un
movimiento a lo largo de una cuarta dimensión ya existente, que es parte integral de la estructura.
Es este mundo de cuatro dimensiones quien contiene el patrón subyacente para todos los
sucesos y apariencias del Mundo 48. Es para nosotros el dominio de la Eternidad pues no está
sometido a las leyes del paso del tiempo. De aquí que todos los sucesos de nuestro mundo sean
simplemente manifestaciones en secuencia de un patrón ya existente en el dominio de la
Eternidad. Tenemos que empezar a darnos un poco de cuenta de la existencia de este nivel de
inteligencia al que llamamos Mundo 24, el mundo Astral, que posee su propia materialidad de una
calidad más fina que la de nuestro mundo físico.
Es de este material que es creada la Esencia. Esta, como sabemos, es la parte espiritual del
hombre que habita en el cuerpo físico y usa a éste. ¿Podéis sentir la presencia de la Esencia
como algo vivo, como algo de una calidad enteramente diferente a la de la vida? Es algo
compuesto de material de cuatro dimensiones, que vive en el dominio de la Eternidad de modo
que sus potencialidades son vastas en comparación con cualquier cosa que nuestro conocimiento
ordinario pueda concebir.

Absoluto del 
Absoluto . 1

Todos los escala
mundos ......... 3 .............  del hombre
Galaxia ........ 6............... Dios
Sol .............. 12............... Real I
Planetas ......24............... EsenciaTierra ........ 48................ Cuerpo y 
Personalidad
Luna ...........96
sin embargo éste no es sino el nivel más inferior del espíritu. Nos dicen que la Esencia ha
descendido -o más bien, desciende, pues es algo que está ocurriendo ahora mismo desde las
estrellas, desde el nivel del Mundo 6, el nivel de la Galaxia. Desciende a la Tierra con un
propósito, el de utilizar las energías y condiciones que existen en el nivel del Mundo 48, y en su
descenso es envuelta en parte sucesivamente con los materiales de los mundos a través de los
cuales pasa. Así que primero adquiere algo de material del Mundo 12, y luego, una vez más, del
Mundo 24, en cuyo punto la llamamos Esencia; se la provee entonces de un cuerpo físico a través
del cual pueda explorar las condiciones del Mundo 48, el mundo fenoménico.
Evidentemente que un hombre (o una mujer) es una creación de mucha mayor estatura que el
cuerpo físico, mucho mayor que la Personalidad pese a toda su astucia y todo su intelecto. Es

algo que contiene, como parte de su estructura misma, todas estas inteligencias superiores. Esto
a veces se expresa en la forma siguiente:
MUNDO 6 DIOS
MUNDO 12 YO REAL
MUNDO 24 ESENCIA
MUNDO 48 PERSONALIDAD (Cuerpo)

Dios para nosotros no es el Absoluto, pues esta inteligencia, y la del Mundo 3 están totalmente
más allá de nuestra comprensión. Pana nosotros, Dios es la inteligencia del Mundo 6. La cuestión
importante es que todas estas inteligencias, todos estos materiales, existen realmente en la
estructura llamada hombre. En un estado de sueño simplemente no se da cuenta de esto. Vive
enteramente en el sótano, no se percata siquiera de la magnificencia y delicadeza de la Esencia,
a la que tenuemente percibe, o concibe existiendo dentro de él, sin ninguna comprensión real de
la enorme diferencia de calidad y potencialidad de este elemento espiritual.
Sin embargo, como se dijo, éste es solo el nivel más bajo del espíritu.

Hay en nosotros material de una naturaleza todavía más fina, de la calidad del Mundo 12. A este se le llama Yo Real, una entidad que posee conciencia objetiva y que puede comunicarse con el nivel Solar de inteligencia.
Sobre esto sabemos algo, pero usualmente lo asociamos con lo que imaginamos ser nuestro ser real. Tendemos a considerarlo, quizá, como un yo de la Personalidad super inteligente Nos dicen que observemos la jaula de los yoes como una especie de jaula de monos, conteniendo los miles de autómatas que conducen nuestros asuntos por nosotros; y puesto que algunos de ellos
responden a influencias conscientes tenemos la ilusión de que a partir de ellos pueda algún día desarrollarse el Yo Real. El Yo Real es de una calidad enteramente diferente, inconmensurable con los yoes de la Personalidad, que son creados por la vida. El Yo Real es una creación espiritual que está al habla con Dios. Pero nos dicen que esto no es permanente en nosotros. Puede brevemente ejercer control de nuestro comportamiento, pero sólo puede hacerlo así por algún tiempo como resultado de un duro y persistente trabajo sobre uno mismo.
Sin embargo el material esta ahí, junto con las aún más finas substancias del Mundo 6. El total de la estructura, en verdad, está permeado por este exquisito material, de modo que el espíritu divino existe y está presente en el hombre a todos sus niveles.

Nos preguntamos cuán cerca estamos de Dios, la respuesta está en nuestras propias manos. El material está ahí para que se lo reconozca, no como una visión estelar sino como un ejército práctico.
Me acordé hace poco de la oración, 'Dios esté en mi cabeza', a la que tan bellamente puso música Sir Walford Davies, la cual parece resumir exactamente aquello de lo que estamos hablando. Se originó en el Sarum Primer de 1558, una colección de ideas de los primeros monjes del período y dice, como recordareis:

Dios esté en mi cabeza y en mi entendimiento. Dios esté en mis ojos y en mi mirada. Dios esté en mi boca y en mi habla. Dios esté en mi corazón y en mi pensamiento. Dios esté en mi final y a mi marcha.

Normalmente sólo oímos esta inspirada oración en los funerales, pero es una oración para vivir.
Es una oración de auto-recuerdo, una oración de que Dios, esta inefable inteligencia del Mundo 6 que está en mi, se halle realmente presente en todas las actividades de mi vida diaria. Todo nuestro ser está impregnado con todos los niveles de conciencia a nuestra disposición, desde el Mundo 6 hacia abajo, pero en un estado carente de desarrollo.
Una vez que hayamos entendido las potencialidades de esta idea sabremos por que hemos de hacer un esfuerzo, no porque  se nos diga que tengamos que hacerlo, sino porque desearemos habitar el total de esta magnificiente estructura. ¿Cómo hablar de esto en palabras? Solo la mente emocional puede percibir la verdad; pero si llegamos a reconocer esto quizá podamos hallar el secreto descubierto por el monje medieval Hermano Lorenzo-un miembro muy humilde de su orden- quien sin embargo hizo todo lo que se requirió de él «en presencia de Dios».




J.H. REYNER

viernes, 3 de febrero de 2012

NUESTRA VIDA EN EL UNIVERSO



MISTERIO DE LA VIDA

Vivimos en lo que el eminente astrónomo Sri James llamaba «un misterioso Universo». Al científico le parece así en verdad, pues cuanto más descubre uno sus intimidades, mas bellos son los designios que se nos revelan. El hombre o la mujer ordinarios, sin embargo, envueltos como están en la marea de los sucesos del día, no parecen tener ni tiempo ni ganas de dedicar demasiada reflexión al funcionamiento de lo que parece ser una existencia inexorable y exigente.
A pesar de todo Albert Einstein, que con seguridad no era un soñador ocioso, se daba bien cuenta de la necesidad de maravillarnos. En su libro El Mundo tal como yo lo veo, dice: «La cosa más hermosa que podemos experimentar es el sentido de lo misterioso. Es la emoción fundamental del verdadero arte y el origen de la verdadera ciencia. Quien no lo conoce, quien ya no puede maravillarse, quien ya no es capaz de sentir asombro, puede decirse que está muerto, que es un cirio apagado.»
El sentido del asombro, de hecho, se ha perdido para muchos de nosotros. Lo teníamos cuando éramos niños, y entonces lo comprendíamos todo mucho mejor que ahora, en que estamos hipnotizados por los falsos dioses del progreso material. Hasta cierto punto esto es necesario en una sociedad civilizada, y mucha gente estima que es el único objetivo de la vida que pueda considerarse práctico. Hay muchos, sin embargo, que aceptan los retos de la vida como una actividad necesaria e incluso estimulante, sin creer que éste sea todo el propósito de la existencia; en este caso los numerosos misterios se convienen en una fuente de inspiración. 
Un misterio suele definirse como algo oculto o inexplicable, pero la palabra tiene un significado mas profundo e insospechado, pues deriva de una raíz griega que significa cerrar los ojos. De aquí se deduce la chocante conclusión de que la verdad está oculta únicamente porque no queremos mirarla. Pasamos por la vida con nuestras mentes firmemente cerradas ante cualquier cosa que no comprendamos inmediatamente.
Sin embargo, en la intimidad de nuestro corazón, sabemos que en el Universo hay inteligencias incomparablemente superiores al intelecto de la vida diaria. Hacia éstas debemos volvernos para encontrar las claves de los misterios. Se dice, en verdad, que tenemos derecho a exigirlas. Pero hemos de aprender el modo de hacer la demanda; y este modo empieza por el acto de volver al  sentido del asombro.
La naturaleza misma es un gran misterio, del cual a veces sólo débilmente nos percatamos. Existe hoy en día tal cúmulo de información en la literatura popular y en los programas de televisión, que difícilmente puede uno dejar de verse intrigado por la infinita variedad y belleza de las diversas formas de vida. Si llegamos a preguntarnos de que modo pudo tener lugar todo esto, se nos dirá que todas estas formas se desarrollaron a partir de prototipos simples a través de una sucesión de mutaciones enteramente accidentales. Las que proporcionaban algún beneficio
sobrevivieron, dando así por resultado el desarrollo, a lo largo de millones de años, de la vastísimamente elaborada vida de hoy en día.
Nuestro interés surge ante la astucia de este desarrollo, pero es un interés superficial. ¿Podemos creer realmente que sucedió todo por accidente? ¿No habrá acaso detrás de esta asombrosa variedad una mente y un propósito? Hay, en verdad, evidencias de que existen inteligencias directoras que controlan el comportamiento de especies particulares, y a las que los psicólogos llaman «mentes grupales». Por escoger un pequeño ejemplo, ¿cómo sabe una araña recién
nacida el modo de tejer una tela aun sin recibir instrucción de unos padres que nunca ha visto?
Podéis decir que el programa apropiado se halla establecido en sus genes, pero esto es meramente una explicación del mecanismo implicado. ¿Quién diseñó el programa, no sólo para las arañas, sino para toda la estructura de la vida orgánica; y por qué razón?
¿Cuál es, de hecho, el propósito de esta compleja película de materia viviente que cubre la superficie de la Tierra? Puede aceptarse como formando parte, simplemente, del ambiente natural; pero puesto que nosotros mismos estamos involucrados en ello debería tener mayor interés para nosotros discernir cual es su función real. Para esto, sin embargo, hemos de buscar más allá de la evidencia que nos aportan los sentidos. Nuestro conocimiento del mundo se deriva básicamente de los cinco sentidos físicos. Aprendemos por la experiencia a interpretar la información que nos suministran, construyendo esquemas de asociaciones que determinan
nuestras reacciones y nuestro comportamiento en general.
Sin embargo, la ciencia nos dice que estos sentidos, curiosamente, se hallan limitados en su capacidad de percepción. Hay muchos sonidos que nuestro oído no detecta, mientras que nuestros ojos responden a menos de una trillonésima del vasto espectro de ondas electromagnéticas conocido por la ciencia; y hay otras influencias no percibidas por los sentidos ordinarios. Resulta por tanto obvio que el mundo que conocemos es meramente una diminuta fracción de un mundo inmanifestado muchísimo más grande.
Esta idea de que existe un mundo inmanifestado es de enorme importancia. Es, de hecho, la clave esencial del misterio del Universo. Pero este trasfondo invisible no es simplemente una extensión del mundo físico. Es una especie de vibraciones y energías de un orden enteramente diferente a las percibidas por los sentidos. En el lenguaje religioso se le llama Cielo; pero no debería creerse que es un estado aislado y remoto. La leyenda esotérica nos cuenta que el Universo comprende una jerarquía de órdenes mundiales, creados por una Inteligencia Suprema o Absoluta como una estructura viva y evolucionante.
Estos órdenes mundiales no son físicos, aunque algunas de sus actividades creen la apariencia del mundo físico. Deben considerarse como esquemas de posibilidades llevadas a la existencia por la inteligencia apropiada a cada nivel particular. Los asuntos de nuestro planeta son administrados por un orden mundial muy bajo, casi el más bajo de la estructura. Es, no obstante, una creación altamente inteligente, de la que los atributos físicos percibidos por los sentidos son una mera sombra. Es una estructura de la que se espera que, al final de su propio y vasto período de
tiempo, crezca en estatura de modo que su energía pueda retornara la Fuente.
Para que esto suceda, sin embargo, ha de ser capaz de recibir influencias de niveles superiores, y para esto ha de existir un medio adecuado a través del cual puedan transmitirse estas influencias.
Tal es la función del extraño fenómeno de la vida orgánica. Podemos comprender esto en algún
grado en términos físicos. En ausencia de vegetación la energía del Sol, de la que depende la Tierra, reflejada inútilmente (como ocurre con la de la Luna). La película de vida orgánica atrapa la energía y la pasa a la Tierra.
La Tierra inmanifestada está sometida a influencias mucho más sutiles, las cuales son recibidas por los aspectos psicológicos de la vida orgánica, incluyendo al hombre, quien tiene un papel particularmente importante que jugar en este esquema. Estas influencias son de una cualidad bien distinta de las que dirigen el comportamiento físico del mundo, y es con estas influencias conscientes que tiene que ver la enseñanza esotérica.
Resulta obvio, por lo tanto, que la vida orgánica no es simplemente un accidente como los científicos parecen creer. Ha sido creada para un fin especifico, que trataremos de entender, y es dirigida por una inteligencia de orden elevado. Se caracteriza por una actividad incesante, para la cual hay, nuevamente, una significativa razón. Cualquier sistema natural tiende a  degenerar en una situación de quiescencia en la cual no queda energía disponible para el trabajo útil, situación conocida como de máxima entropía. La Naturaleza, por lo tanto, dispone que todas las criaturas vivientes estén obligadas a hacer un constante esfuerzo por sobrevivir, y la energía así generada mantiene a la vida orgánica en su conjunto en una condición adecuadamente activa para el ejercicio de las funciones que le son requeridas. El esfuerzo, en verdad, es una exigencia fundamental en el Universo, y resulta sombrío pensar que el desubicado idealismo de hoy en día, al intentar hacer la vida uniformemente fácil, está reduciendo a la humanidad a un estado de
impotencia espiritual.
Ahora bien, aunque estas ideas pueden ser interesantes, parecen algo remotas y académicas. ¿Es que las ampliamente diversificadas y a menudo bellas manifestaciones de la vida sobre la Tierra, existen sólo para el beneficio de un Universo vasto e impersonal, que ha estado evolucionando lentamente a lo largo de millones de años, y que presumiblemente continuará su inexorable curso durante innumerables eones más? Si es así, ¿cuál es la situación del hombre, que vive en y es parte de esta estructura? ¿Es él acaso, como alguna gente cree, simplemente un animal muy sofisticado que ha desarrollado facultades y poderes desacostumbrados, pero que individualmente es de nimia importancia?
Esta no es una idea aceptable, pues tenemos la convicción innata de un destino individual significativo, lo que viene reforzado por el hecho de que el hombre esté claramente equipado con facultades superiores, y en particular la capacidad de pensar y razonar, y de experimentar emociones como algo distinto de las sensaciones. Los animales, e incluso las plantas, tienen sentimiento y, en algunos casos, un limitado poder de razonamiento, pero éstas son reacciones instintivas como respuestas condicionadas a estímulos externos. El hombre se distingue por la
posesión de una mente individual que le permite interpretar sus experiencias más conscientemente.
Como resultado ha sido capaz de establecer, a lo largo del tiempo, un considerable grado de comunicación con sus semejantes. Ha observado el comportamiento de su entorno con detalle, y ha edificado una prodigiosa biblioteca de conocimientos. Sus percepciones emocionales responden a los evasivos valores de la verdad y de la belleza, los cuales han inspirado las grandes obras de arte y de música, de poesía y literatura, de descubrimientos y aventuras, que nos han proporcionado una herencia tan valiosa.
Todo esto es con seguridad algo extra. A pesar de su arrogancia el hombre es físicamente una parte muy pequeña de toda la estructura de la vida orgánica, la cual parecería cumplir bastante adecuadamente las exigencias de la evolución cósmica. ¿Por qué, pues, habría necesidad de crear al hombre, con sus poderes superiores (los que, en verdad, parece usar a menudo en forma tan irresponsable)?
He aquí ante nosotros el gran misterio que debemos intentar dilucidar si es que hemos de hacer uso adecuado de la vida que se nos ha dado. Durante un tiempo se nos permite tomar las cosas como vienen, pero, habiéndonos establecido en la vida, comenzamos a hacer preguntas y a buscar la comprensión de las cosas. Ahora bien, hemos visto que la vida actúa en general como un medio para la transmisión de influencias extraterrestres. La leyenda esotérica dice que el hombre
es una creación especial provista de una gama de potencialidades extraordinarias y no solamente respecto a su intelecto. Dice asimismo que estas facultades, si se ejercen adecuadamente pueden extraer de las caleidoscópicas situaciones de la vida una cierta forma de energía que es como el néctar de los dioses. Consideradas las cosas en estos términos, el hombre no es, en modo alguno, de nimia importancia. Este es en verdad el motivo de haber sido creado; pero no hay ocasión para vanagloriarse pues la mayoría de nosotros no sólo deja de hacer uso de estas facultades extra, sino que ni siquiera se percata de su existencia.


Gurdjieff en Accción
J. H. Reyner
(alumno de Maurice Nicoll)




sábado, 8 de octubre de 2011

LA VÍA LÁCTEA

EL DESARROLLO DE LA LUZ
LA VÍA LÁCTEA 
Rodney Collin


Estas tres formas –arco, disco y esfera– son aquellas en las cuales tres grandes escalas de
entidades celestes se presentan a la percepción humana.


Dentro del Absoluto podemos considerar, empero, las unidades mayores susceptibles de ser
reconocidas por el hombre. Estas son las nebulosas galácticas, cerca del centro de una de las
cuales, conocida por Vía Láctea, existe nuestro Sistema Solar. Aunque la existencia de otras
nebulosas más allá de la nuestra, el hombre solo la conoció con la erección de los modernos
telescopios, varios centenares de miles están ahora al alcance de su vista y varios cientos de
aquellas han sido claramente observadas.
La apariencia de estas nebulosas, cada una de las cuales se compone de incontables millones
de estrellas, es muy diferente. Algunas parecen lineas de luz, otras con forma de lentes y otras
más son como espirales en las que corrientes de soles parecen brotar desde el centro como lluvia
radiante. Esta variación, sin embargo, se esta de acuerdo en que no es de la nebulosa
misma, sino resultado del ángulo desde el cual la vemos – sea ya desde el borde, ya desde
algo por encima de su plano, o ya mirando directamente desde abajo sobre ellas.
Toda nebulosa, incluso nuestra Via Lactea, tiene de hecho el mismo diseño fundamental. Son,
aparentemente, vastos discos de estrellas, separados cada uno por un infinito de distancia de
los otros, aunque cada uno es tan inmenso que las estrellas que lo forman, por su solo numero,
parecen fluir y discurrir al modo de un gas o un liquido bajo la influencia de alguna gran
fuerza centrifuga. Esta fuerza les imparte un movimiento o forma en espiral, a semejanza de
una tromba en un arenal que imparte movimiento en espiral a la columna de polvo que
levanta.
Es indudable que nuestra Via Lactea posee, también, esta forma centrifuga pero,
naturalmente, solo puede verse desde afuera. Para nosotros, situados dentro de su plano,
aparece como una línea curva o arco de luz en los cielos por encima nuestro. Por contraste,
vemos el Sol como un plano curvo o disco y, del mismo modo, magnificados los planetas.
Mientras que al aproximarnos todavía mas a nuestra escala, lo que podemos explorar de esta
tierra es un sólido curvo o la superficie de una esfera.
Estas tres formas –arco, disco y esfera– son aquellas en las cuales tres grandes escalas de
entidades celestes se presentan a la percepción humana. Evidentemente no son estas las
formas reales de esas entidades, pues sabemos muy bien que, vista desde cualquier otro lugar,
la Via Lactea, por ejemplo, aparecería no como una línea sino, a semejanza de otras galaxias,
como un disco giratorio.
Empero, estas formas aparentes de los mundos celestes son muy interesantes y de
importancia. Porque pueden decirnos mucho, no solo acerca de la estructura del universo sino,
tambien, acerca de la percepción del hombre y, por este medio, acerca de su relación con estos
mundos, y de la relación entre estos.
Ahora bien, la relación entre un sólido curvo, un plano curvo y una línea curva es la relación
entre tres dimensiones y una dimensión. Así se nos puede decir que percibimos la tierra en
tres dimensiones, el Sistema Solar en dos dimensiones y la Via Lactea en una dimensión. A
otras galaxias las percibimos solamente como puntos. En tanto que al Absoluto no lo podemos
percibir en ninguna dimensión – es absolutamente invisible.
Así, esta escala de mundos celestes –Tierra, Sistema Solar, Vía Láctea, la Totalidad de
Galaxias y el Absoluto– presenta a la percepción del hombre una progresión muy especial.
Con cada ascenso en esta escala, se le hace invisible una dimensión. Esta curiosa ‘perdida’ de
una dimensión es aparente aun en niveles que están mas allá de su percepción, pero que
todavia puede imaginar. En relación al Sistema Solar, la Tierra no es más una bola solida sino
una línea de movimiento; en tanto que en relación con la Vía Láctea, la elíptica del Sistema
Solar deja de ser un plano para ser un punto. En cada caso, ‘desaparece’ una dimensión
inferior.
.
Al mismo tiempo, con cada expansión de la escala se agrega una nueva dimensión ‘superior’
– la misma que es tanto inalcanzable como invisible a la entidad menor. De este modo el
hombre, el mismo un sólido y tridimensional –esto es, alto, ancho y grueso– puede trasladarse
por sobre toda la superficie de la tierra, creando la configuración de esta superficie, en su
escala, el mundo tridimensional en que vive. Empero, en la escala de la tierra, esta superficie
deviene únicamente bidimensional, a la que se agrega una nueva tercera dimensión –el grosor
de la tierra– que es incognoscible e impenetrable por el hombre. Puede decirse, así, que la
tercera dimensión de la tierra es una especie diferente y superior de tercera dimensión,
Inconmensurable con la tercera dimensión del hombre.
Es así como en esta gran jerarquía celeste, cada mundo superior parece descartar la dimensión
inferior del mundo que queda por debajo, y agregar una nueva dimensión arriba o mas allá del
alcance de ese mundo. Cada uno de tales mundos completos existe en las tres dimensiones de
espacio, poseyendo empero una dimensión mas que aquel que está debajo y una menos que el
que esta encima. Significa esto que cada mundo es parcialmente invisible para aquellos
mundos mayores y menores que el mismo. Pero, en tanto que es la dimensión inferior del
mundo menor la que desaparece en relación al mayor, es la dimensión superior del mayor la
que es invisible al menor.
Desde nuestro punto de vista, podemos expresar que cuanto mayor es el mundo celeste, tanto

mas de aquel debe ser invisible; mientras que aquellas partes de tales mundos superiores, en
cuanto son visibles al hombre, deben siempre pertenecer a sus dimensiones inferiores o mas
elementales.
Podemos comenzar a comprender mejor, ahora, el significado de esta apariencia linear de la
Vía Láctea. Debe significar que la Vía Láctea real es mayormente invisible. Lo que vemos es
una ilusión de nuestra percepción limitada. El aparente ‘arco de luz’ debe ser un efecto de
nuestro no verla en suficientes dimensiones.
Cuando vemos lineas o círculos aparentes en nuestro derredor ordinario, sabemos bien que
hacer en orden a investigar los cuerpos a que pertenecen. Sea que nos movamos en relación a
ellos, o sea que los movamos en relación a nosotros. Al sentarme a la mesa en una habitación
a oscuras, veo algo que semeja una línea de luz; mas al levantarme para ver más de cerca, la
línea se transforma en un circulo; extiendo mi mano hacia aquello y cojo un objeto que resulta
ser un vaso de vidrio. Antes de que hubiera alzado el vaso solo había sido visible el circulo de
la boca del vaso, revelado por la luz – primero al nivel del ojo y luego, desde arriba. Ahora,
cuando le doy vuelta en mis manos, mi relación cambiante con aquel en el espacio y el
tiempo, revela que no es ni una línea ni un disco, sino un cuerpo solido dotado de toda clase
de propiedades y que contiene una interesante bebida.
Esto no podemos hacer en relación con la Vía Láctea ni con otras galaxias. En su escala no
podemos cambiar ni en un punto nuestra posición, sea en el espacio sea en el tiempo. En
relación a aquella somos puntos fijos y no hay modo de alterar nuestra visión de las mismas.
Aun los movimientos de la Tierra y el Sol no producen un cambio perceptible en el punto de
vista del hombre en millares de años; mientras que esos milenios, comparados con la edad de
las galaxias, no tienen duración alguna. Es como si estuviéramos condenados por toda la vida
a ver solamente el anillo del vaso. E, igualmente, podemos suponer que esto es nada más que
un anillo o sección transversal de la galaxia que ven los hombres, y que siempre deben ver
con su percepción corpórea.
¿Cuál podría ser la naturaleza real de la Vía Láctea y la de su relación con otras galaxias?
¿Qué es en sí misma una nebulosa? Estaríamos perdidos a no ser por el hecho de que la
Relación entre los mundos celestes, la Tierra, el Sistema Solar y la Vía Láctea, deben tener
paralelos exactos en los mundos inferiores de electrones, moléculas y células. Pues esta
relación entre mundos interpenetrantes es por sí misma una constante cósmica, que puede
verificarse tanto arriba como abajo. En su propia escala –revelada por el microscopio– una
Célula es un organismo solido tridimensional, pero para el hombre es solo un punto
inmensurable. Es así como, entre los mundos micro cósmico, se puede observar las mismas
adición y substracción de dimensiones. Pero con esta diferencia – que en este caso la
naturaleza y el ser del mundo superior, su relación con y el poder sobre los mundos inferiores
dentro de el, pueden conocerse y estudiarse. Porque ese mundo superior es el hombre mismo.
Ahora bien, la situación de nuestro Sistema Solar dentro de la Vía Láctea es casi exactamente
la misma de una célula sanguínea dentro del cuerpo humano. Un corpúsculo blanco se
compone, también, de un núcleo o sol, su citoplasma o esfera de influencia; y este, también,
esta rodeado por todos lados por incontables millones de células semejantes o sistemas,
formando el todo un gran ser cuya naturaleza seria, para la célula, difícilmente susceptible de
concebirla.
Si, esto no obstante, comparamos el cuerpo humano a algún gran cuerpo de la Vía Láctea y
una célula de esta con nuestro Sistema Solar y queremos encontrar un punto de vista
comparable al de un astrónomo humano en la tierra, deberíamos esforzarnos por imaginar la
percepción de algo semejante a un electrón de una molécula de la célula. .Que podría conocer
tal electrón acerca del cuerpo humano? Que, en verdad, conocería acerca de su célula o aun de
su molécula? Tales organismos serian tan vastos, sutiles, eternos y omnipotentes en relación a
El, que su verdadero significado estaría muy lejos de su comprensión, Empero, no hay duda
Que el electrón percibiría algo de su universo ambiente; y, aunque esta impresión estaría muy
Lejos de la realidad, es interesante para nosotros imaginarla.
Pues estos electrones, por la profunda insignificancia de su tamaño y duración serian,
También, como los hombres dentro de la Via Láctea; puntos fijos mono dimensionales,
incapaces de cambiar la visión de su universo humano ni en el grosor de un cabello. Es cierto
que su célula estaría recorriendo su arteria así como el sol recorre su trayecto en la Vía Láctea
–y que esta célula puede esperarse que realice muchos m lies de circuitos del gran cuerpo en
el curso de su existencia. Mas para el electrón nada significara esto, porque en toda la
duración de su fugaz vida, la célula no habría avanzado ninguna distancia mensurable.
Así pues, como puntos, los electrones mirarían sobre una sección transversal estacionaria del
cuerpo humano, en ángulos rectos a la arteria en la que fue destinada a moverse su célula.
Esta sección transversal constituiría su universo visible o presente. Dentro de este universo se
daria cuenta, primero y sobre todo, del resplandeciente núcleo de su célula, fuente de toda luz
y de toda vida para aquellos y para todo el sistema de mundos en el cual viven, Mirando mas
allá de este sistema, en el cenit –esto es, fuera de su sección transversal y arriba, dentro de la
arteria– nada verían, porque seria aquí donde su célula y su universo marcharían en futuro. Un
espacio igualmente vacio yacería debajo de ellos en el nadir. Porque sería de aquí de donde
habría procedido su universo, o pasado.
Si, esto no obstante, mirasen fuera, siguiendo el plano presente de su universo, verían
Resplandecer por todos los lados con apariencia de ser un anillo brillante formado por un
número infinito de otros núcleos celulares o soles, más o menos distintos del propio. De tener
algun ingenio, podrian comprender que esta apariencia de anillo era una ilusion resultante de
la reducción de la distancia y, en cambio, podrían suponerlo un vasto disco de células de las
que la suya seria apenas una entre muchos millones. Posteriormente, midiendo la densidad de
la nube celular en, los varios puntos del compas, podrían aun calcular que su propia posición
esta cerca del centro o más cerca de uno u otro borde de este disco. En esta forma podrían
localizar su propio sistema dentro de su galaxia. Pues este disco o nube de forma circular seria
su Vía Láctea.
En muchos sentidos, los descubrimientos de los electrones pueden hacer paralelo a los
descubrimientos de los astrónomos humanos y aquellos harían frente a problemas muy
semejantes. A medida que estudiaran la Vía Láctea de otras células y aplicaran métodos
sutiles de medición, podrían, por ejemplo, alcanzar la idea –como lo hicieron los astrónomos
humanos, en circunstancias parecidas – de que todas estas células o soles imperceptiblemente
estaban retirándose. Ante esto los astrónomos humanos llegan a la conclusión de que los soles
de la Vía Láctea fueron creados todos juntos, en una masa de compacta densidad y que, desde
entonces, han estado retirándose al exterior desde el centro, en un disco que constantemente
se dilata y constantemente rarifica. Ellos hablan de un ‘universo en expansión’. Si alcanzaran
los electrones una conclusión análoga con respecto a su universo, por supuesto estarían
describiendo lo que ocurre en una sección transversal del cuerpo humano después de la
adolescencia, cuando dejan de multiplicarse las células pero donde las ya existentes se
extienden, se dilatan y se saturan de agua y de grasa, produciendo el efecto de un cuerpo que
se expande en circunferencia.
Por fin, cuando han agotado la especulación sobre su Vía Láctea, pueden los electrones
descubrir, a inmensurable distancia mas allá de sus límites, pero aun sobre el mismo plano,
delgadas lineas y nubes que parecerían universos semejantes. Esto podríamos reconocer como
la sección transversal de otros cuerpos humanos. Pero para los electrones serian nebulosas
Extra–galácticas.
Pues bien, el estudio de estas distantes nebulosas o universos puede introducir a algunos
curiosos problemas al observador electrónico. Algunos los vería, sencillamente, como lineas
de luz y se daría cuenta que miraba al borde de un disco galáctico semejante al en que se
encuentra el mismo. Sin embargo, otros podrían aparecer como circular o espiral, tal como
nos ocurre con ciertas nebulosas. En este caso supondría que las estaba mirando como alguien
encima o en el futuro podría ver su propio universo.
¿Cómo sería posible tal cosa? Debemos responder, solamente si la percepción de estos
electrones no estaba, de hecho, confinada absolutamente a una dimensión plana. Supongamos
alguna ilusión por la refracción, alguna oscilación ondulatoria, que permitiera a su percepción
abarcar, digamos, solo dos grados por debajo del nivel de su plano. Un ángulo así seria
demasiado pequeño para hacer que se dieran cuenta de algo del pasado, que mereciera
hablarse de él, dentro (le su propio universo. Pero proyectado a una distancia inmensa,
ciertamente sería suficiente para abarcar todo el disco del universo que se encuentra en ángulo
Recto con el suyo; es decir, la sección transversal, pero horizontal, de otro cuerpo humano.
De ser verdadera nuestra analogía lo precedente puede probar la significación del fenómeno
celeste que ante nosotros aparece como Vía Láctea y como muy distantes galaxias.
Representarían secciones de cuerpos inmensos, inconcebibles y eternos para nosotros y de los
cuales nada podríamos decir, excepto que deben existir. ¿Pero es esto verdad? No puede haber
respuesta directa. Solo podemos decir que otra escala de vida, estudiada correctamente, revela
fenómenos estrechamente comparables con aquellos que percibimos en los cielos y los cuales,
ahí, en esa inmensa escala, están mucho mas allá de nuestra comprensión. Y podemos agregar
que, puesto que las leyes naturales deben ser universales y puesto que el hombre no puede por
si mismo inventar un esquema cósmico, la analogía, que muestra la correspondencia entre
diseños creados por tales leyes arriba y abajo, es quizá la única arma intelectual
suficientemente vigorosa para determinados problemas.
Esta puede, en cualquier caso, revelar las relaciones. Así es como al estudiar el electrón en el
cuerpo humano, vemos bien la escala del ser que pugna por apreciar la estructura, tiempo de
vida y propósito de las muchas galaxias, en comparación con el fenómeno de que es testigo.

domingo, 10 de julio de 2011

Conexión- Madamme de Salzman






Conexión

No te amas a ti mismo lo suficiente, a ese ti mismo que necesita y desea emerger. Por encima de todo, debes sentir la necesidad de conocerte a sí mismo. Lo que se necesita es percepción directa.


Usted ve este lado, la parte mecánica, y usted sabe que existe algo en el otro lado. ¿Qué puede establecer la conexión entre los dos? A veces es posible situarse a sí mismo en el centro.

¿A qué sirves? Hay algo en ti, una energía más alta, la cual es digna de respeto. Sin esto, sólo sirves a tus placeres. Esto no quiere decir que no debas ocuparte de las necesidades del cuerpo o de la mente. A menos que respetes y sirvas a la más fina energía en ti, que no eres tú, el trabajo aquí no tiene sentido.

No puedo hacerlo, pero tengo que intentarlo. Si una conexión no se realiza, quédate enfrente a la falta de conexión. Es necesario conocer esta falta. No puedo hacerlo, pero se puede hacer en mí, y yo tengo un papel que desempeñar.

La Tierra está en intercambio con los niveles más altos de la existencia. Para ello se necesita un aparato. La humanidad es el aparato. Este cambio no es automático, sino que requiere un trabajo.

Usted necesita tener una conexión entre la cabeza y el cuerpo. Ninguno de los dos debe ser más fuerte que el otro. Tienen que tener la misma fuerza. Entonces surgirán los sentimientos.

Sin el hombre la Tierra no puede recibir la energía de un nivel superior. Por lo tanto, si algunas personas trabajan conscientemente, ayudan a la bajada de esta energía. De lo contrario, hay discordia en la Tierra.

Uno puede sentirlo.

Es importante llevar el cuerpo y la mente, una mente diferente, no la mente de costumbre al mismo tipo de vibración. Luego establece la relación, como entre un hombre y una mujer, y un niño se puede producir, una nueva sensación. La energía superior está ahí, pero no podemos recibirla porque estamos fragmentados. El propósito de la existencia del hombre sobre la Tierra es permitir el intercambio de energía entre la Tierra y los niveles más altos de la existencia. Eso no es posible sin la relación entre el cuerpo y la mente.

El hombre tiene una función especial, que las demás criaturas no pueden cumplir. Puede servir a la Tierra convirtiéndose en un puente para ciertas energías superiores. Sin esto, La Tierra no puede vivir apropiadamente. Pero el hombre, como él es, por naturaleza, no está completo. A fin de cumplir su función propia necesita desarrollarse. Hay una parte en él que no está satisfecha con su vida.

A través de las tradiciones religiosas o espirituales puede llegar a ser consciente de lo que esta parte necesita.

Todo el universo está compuesto de fuerzas y energías. Tienen que estar en relación una con la otra. La Tierra tiene su propio nivel de energía, necesita seres humanos para el propósito de establecer una buena relación con otras energías. Esto es lo que el hombre está destinado a servir.

Para poder llevar energías superiores en contacto con la Tierra, el hombre debe tener un desarrollo armonioso , un intercambio correcto entre sus centros. Todo está en movimiento. Las energías de nuestros centros están en movimiento también, pero no en armonía con ellos.

La mente y el cuerpo, ambos, tienen una resistencia. Tienes que entender eso. Usted debe preguntar en repetidas ocasiones,

'¿Quién soy yo?' y "¿Por qué estoy aquí?

Presente una solicitud, una demanda en sí mismo. Si no tienen éxito en establecer una conexión, prive al cuerpo de lo que le gusta.

Usted necesita estar en un estado especial a fin de comprender las cosas más elevadas. Las religiones se han convertido en algo parcial y su significado real se ha perdido. El Sr. Gurdjieff trajo un camino integral de la mente, el sentimiento y el cuerpo, no haciendo hincapié en uno más que en los otros.

Si aún un pie no está correctamente alineado, la conexión con la energía más alta puede romperse.

Relacionar con este relato: Posición de la Tierra en el Rayo de Creación, el estudio de los Centros, los movimientos (ejercicios con el cuerpo, mente y atención).



Traducción libre de: www.facebook.com/notes/the-gurdjieff-society-of-west-virginia/jeanne-de-salzmann-on-right-alignment-edited/139040826161753

miércoles, 25 de mayo de 2011

Cosmovisiones: Niveles de Ser





Niveles de Ser


Si se dejan caer en un estanque una piedra pequeña y una grande a cierta distancia la una de la otra, se formarán dos círculos concéntricos de ondas que se extenderán sobre la superficie del agua. Pronto los círculos se alcanzarán el uno al otro formando ondas mayores en forma de cresta, donde las periferias se encuentran, y espacios planos en los lugares donde los surcos se mezclan, interfiriéndose mutuamente. De la misma manera, dos rayos láser se mezclarán para crear un «prototipo de interferencia», o sea, una imagen sólida a la que llamamos un holograma.El físico cuántico David Bohm - uno de los más eminentes físicos teóricos actuales - sostiene que el prototipo - o modelo - del entero universo está contenido en cada una de sus partes. Su teoría del «Orden Implicado» expone la idea de que los eventos existentes son la manifestación de un número infinitamente mayor de eventos potenciales, o posibilidades, en un universo que tiene una estructura similar a la de un holograma conteniendo la totalidad del espacio y del tiempo.Podemos comparar el universo holográfico en seis dimensiones de Bohm con el holograma que conocemos y del que sabemos que es una imagen tridimensional reproducida en el espacio. La más notable característica de un holograma es que si su diapositiva es rota en varios pedazos, cada uno de estos trozos separados contiene la imagen completa del original, aunque un poco más difusa y desenfocada. De forma similar, cada célula del cuerpo humano contiene información genética sobre la totalidad del cuerpo, oculta y codificada en las moléculas del ADN. Es esta característica la que hace posible la «clonación»: el producir un organismo idéntico a partir de una sola célula, que no es un óvulo fecundado como lo disponen las leyes de la naturaleza.Este principio y su imagen del todo contenido en cada parte, según Bohm, se extiende a la totalidad del universo. Cada parte del universo contiene la suficiente información para reconstruir el todo. Las implicaciones de la física cuántica no se aplican solamente al nivel subatómico de la misma manera que las implicaciones de la Relatividad no conciernen solamente a distancias inconcebibles de proporciones cósmicas. Nosotros estamos colocados justo en el medio de ambos. Bohm escribe:«En último término, el entero universo - con todas sus «partículas», incluyendo estos científicos, sus laboratorios, sus instrumentos de observación, etc. - tiene que ser comprendido como una simple y no dividida totalidad en la cual el análisis de partes existentes en forma separada e independiente no tiene una base fundamental.»«La unidad - dice Bohm - está «replegada» en el universo como una expresión de su orden implícito o «implicado». Este orden está replegado en el mundo en formas ya descritas por la física: a través de ondas electromagnéticas, ondas de sonido, rayos electrónicos y muchas otras formas de movimiento y de vibración. Todas ellas constituyen un no fraccionado «holomovimiento». Uno puede seleccionar ciertas fases de ese holomovimiento para estudiarlo: electrones, luz, gravedad, sonido, etc., pero todas estas formas de holomovimiento emergen inseparables. El holomovimiento en sí mismo es indefinible e inmensurable.»El universo está impregnado con formas de ondas - tanto la luz como el sonido son una expresión del movimiento de ondas - incluyendo cualquier forma de movimiento conocido o desconocido. El universo holográfico es una multitud de estas ondas que chocan e interfieren, se mezclan y armonizan, para producir un sinfín de complejos modelos. Nosotros mismos somos partes y parcelas de este proceso. La «implicación» del orden implicado es que cada individuo contiene, o más bien es, una pieza del holograma universal: una parte del total universo de consciencia (aunque quizás, una parte fuera de foco).El Orden Implicado subyace y unifica todo, ¿Por qué entonces es el mundo una tal multitud de procesos y en ocasiones manifiesta una tan caótica actividad? ¿Cuál es el punto de vista correcto: el enfoque hacia la unidad, o el enfoque hacia el detalle?El clásico contraste entre las partículas sólidas y el espacio vacío que las rodea ya no existe más. La «substancia» básica del universo resulta ser estas «ondas-partículas» unidades de energía, quanta, que no poseen nada de esa sólida realidad a la que estábamos acostumbrados. El campo cuántico es el medio continuo que está en todas partes; las partículas son como «concentraciones» de este campo que vienen y van, emergiendo desde él y disolviéndose de regreso en el campo subyacente, cuya conducta no puede ser distinguida de la conducta de las ondas. Aquí, la materia es energía y la energía es materia. Ellos no son principios opuestos sino relativos: es decir, mientras más lento vibra un campo de energía, más densa es la materia; en tanto que mientras más rápido vibra una energía, más sutil es la materia.Todos los «objetos», incluyendo plantas, animales, seres humanos y planetas, son parcelas de energía fluyente que ocupa un «lugar» en cada uno de estos «cuerpos» con vibraciones de calidad más y más finas (rápidas). Una hueste de matemáticos y físicos está continuamente preocupada de producir una «teoría de campo unificado», o sea, encontrar un campo único de fuerza donde estén incorporadas las cuatro fuerzas de la naturaleza: electromagnética, gravitación, nuclear fuerte y nuclear débil.Harold Saxton Burr presenta la teoría de «Campos-L», diciendo que son campos que organizan la estructura de los seres vivientes. Burr sugiere que un Campo-L tiene propiedades holográficas, de modo que cualquier parte del campo contiene el diseño del organismo total.El físico Jack Sarfatti privilegia la idea de la gravedad como el «campo unificante» maestro del universo. De acuerdo a su teoría, un tipo de campo gravitacional organiza el núcleo de los átomos, otro es responsable de la organización de la materia como electrones, y otros organizan los átomos y las moléculas. Hay campos relacionados con sistemas vivientes y otros que organizan la materia en gran escala en sistemas solares y galaxias. Sarfatti representa al universo como una especie de «niebla cuántica» en la cual varias fuerzas magnéticas y gravitacionales producen diseños vibratorios tal como los torbellinos en la superficie del mar. Estos diseños serían como las pulsaciones nerviosas de un gran cerebro cósmico que lo impregna todo. Sarfatti llega a sugerir que la consciencia es un campo biogravitacional que sostiene unida la estructura de la materia - siendo la mente y la materia ondas de diferentes tamaños en el mismo océano - de modo que los campos que gobiernan la consciencia también gobiernan la materia.El físico Keith Floyd plantea que la «ubicación» de la consciencia nunca puede ser encontrada por un neurocirujano, pues ella no aparece referida a un órgano u órganos sino que es como la interacción de campos de energía. El dice: «A los neurólogos les desagrada encontrar que están buscando fuerade su propia consciencia, porque aquello que están buscando es precisamente quien busca.» Si la consciencia es un campo - y uno de los más altos niveles de vibración en una escala, o jerarquía de campos - entonces de nuevo vemos que la mente es una continuación de la materia. Mente y materiaaparecen como ondas más grandes y más pequeñas del mismo océano.Robert Monroe también presume que hay un número de campos, como mundos interpenetrantes, todos los cuales operan en diferentes frecuencias. El piensa que todos estos mundos pueden incluso ocupar la misma área que ocupa nuestro mundo de materia física, en la misma forma que las frecuencias de diferentes radio transmisoras - algunas más altas, otras más bajas - pueden ocupar el mismo espacio. Nadie puede tocar un campo porque él está dentro de la mano; los campos dan forma a la materia desde adentro. La energía del campo, su poder de moldear, actúa a través de - y está conectado con - todos los otros campos.El bioquímico Rupert Sheldrake sugiere que la forma biológica misma está gobernada por campos mórficos más que por programación genética, y que esos campos actúan invisiblemente a través del espacio-tiempo. El sugiere que la información codificada en las moléculas de ADN en las células del cuerpo puede ser comparada con los componentes de un aparato de televisión. La eventual forma del cuerpo humano sería como la imagen vista en la pantalla, como un programa trasmitido. La forma del cuerpo humano - dice Sheldrake - está gobernada por un «campo morfogenético», Cada especie animal tiene su propio campo, como si tuviera su propio canal de radio o de televisión con el cual se sintoniza. Esto parece estar de acuerdo con la aserción de los indios norteamericanos que aseguran que cada animal tiene su propio Espíritu Maestro al que pertenecen todos los animales de su misma especie.Todo esto nos lleva a la idea de que un campo de energía no es un lugar sino un estado, o nivel de Ser. A este punto la ciencia empieza a concordar con las enseñanzas esotéricas que presentan el universo como una escala de procesos energéticos, con la consciencia como su fuente de origen.El universo puede ser descrito como emanando del más alto posible nivel de energía - el Absoluto - y descendiendo en una escala de creciente complejidad, en donde cada nivel presenta más y más detalladas actividades de vida. Aunque cada nivel tiene diferentes características, ninguno de ellos existe separadamente sino sólo como una parte de un sistema de mutua dependencia en el cual todos están subordinados al Absoluto.Así como una línea sin fin nunca podrá describir un cuadrado o un cubo, ni una longitud de tiempo indefinida nos llevará a la eternidad, así, de la misma manera, un innumerable número de partículas nunca producirá una célula, o un innumerable número de células dará como resultado un órgano o un cuerpo, sin una inteligencia organizadora, o campo de energía, en operación. Es lo mismo en cada nivel de Ser: una innumerable cantidad de planetas no podrá producir un sistema solar, ni tampoco una multitud de sistemas solares dará forma a una galaxia, sin el apropiado campo de energía puesto en juego.El universo es un Ser viviente, manifestándose como una escala de inteligencias, en la que cada una organiza las actividades de su propio nivel y en el proceso asume la correspondiente forma material.El universo es creado y ordenado por una energía consciente de su propia existencia. La consciencia misma es el medio que trasmite las variadas cualidades de energía dentro de la estructura universal. Tal como los eruditos en esoterismo, algunos científicos actuales visualizan el universo como una escala - o espectro - de energías que forman campos que impregnan el total del universo material, organizando sus actividades en niveles progresivos. Cada nivel tiene su propia densidad, conteniendo todo el «material» de los niveles más altos, de modo que todo lo que vemos en el mundo físico está impregnado por las energías más finas y superiores de los mundos psicológicos, como una esponja remojada en agua en la que se ha disuelto un gas.Las actividades de cada nivel de Ser forman una jerarquía de procesos sintrópicos: el movimiento de onda molecular está organizado en diseños de movimiento de onda celular, estos llegan a ser un movimiento de onda a nivel de órgano, y así sucesivamente. Cada nivel permite al nivel superior organizar y aun regenerar el sistema. En el esquema de los hechos, nuestro papel individual como seres humanos es el de actuar de puente entre los mundos materiales y los mundos psicológicos.Mi vida está nutrida por tres formas de energías: la que me proporciona el alimento: carne, pescado, vegetales, cereales, agua; la que viene en el oxígeno del aire que respiro; y la energía que me traen las impresiones sensoriales. Al comer, el alimento habitual es, primero, convertido en las energías que necesito para sostener mi vida física; mi organismo tiene la inteligencia instintiva para digerir y transformar esta comida de modo de renovar las células y tejidos de mi cuerpo; en seguida refina esta energía para producir «energía vital», la que necesito para mi movimiento físico. Parte de esta energía vital es retransformada en energías más finas, energías psíquicas que necesito para pensar y sentir.Todo es alimento: nos alimentamos no sólo con la comida ordinaria, sino además con vibraciones sonoras y visuales, con toda clase de impresiones, formas y colores, armonías y ritmos, ideas y conceptos. Todo esto es absorbido, aun sin una real atención, para formar lo que llamamos personalidad.Pero, como ser humano, yo tengo una posibilidad única. Puedo llevar estas energías aún más lejos en relación a mi naturaleza superior. Todo lo que encuentro en mi vida es la materia prima para este otro proceso, el que no puede suceder automáticamente. Debe ser hecho en forma intencional. Tal transformación de energías puede estar ocurriendo continuamente, no sólo en forma horizontal: en niveles biológicos, físicos, psicológicos y espirituales, sino también verticalmente: entre niveles superiores e inferiores.Mi propósito intencional como ser humano es producir un intercambio de energías e influencias de un nivel a otro, traer influencias desde los más altos niveles de consciencia del Ser hasta este mundo; - a la vez que soy testigo de mis propias acciones, pensamientos y sentimientos mientras transito por esta vida - con el fin de retornar energía hacia su fuente de origen.A través de todos nosotros están pasando una octava descendente y una ascendente: dos flujos de energía. Como estos procesos, o flujos de energía, no pueden ser observados desde afuera, no puedo hacer observaciones sobre ello sin incluirme yo mismo.El concepto de «octava» no es un esquema congelado sino una evolucionante y dinámica estructura de vibraciones que se aplican no solamente a «ordinarios» intercambios de energía, como octavas musicales, espectros luminosos, etc., sino a muchos otros procesos. La octava se aplica no sólo a procesos mecánicos y predeterminados, sino también a cambios de niveles de consciencia, desde la limitada y personal percepción de ver pasar el tiempo hasta la posibilidad de emerger en los más altos niveles de Ser. Es posible que yo pueda conectarme con niveles más altos de energía, logrando, quizás, el poder concentrar una cierta cantidad de esta energía dentro y alrededor de mí.La escala del Ser no es un concepto intelectual sino un sistema viviente, traído a la vida por el constante fluir de energía desde el Ser hacia nuestro tiempo presente. Sin embargo, esta energía no es ilimitada ni proyectada infinitamente sino que es parte de un sistema cíclico de flujo y retorno, como lo es el ciclo de la respiración o la circulación de la sangre.Esta ilustración, extraída de textos medievales, muestra los niveles de existencia desde Dios, a través de los ángeles, hombres, animales, plantas, minerales, materia, hasta la nada en las esferas cíclicas cósmicas. El nivel más alto de todo, llamado “Dios” – significando absolutamente todo – y el más bajo de todo llamado “nada” – significando la nadidad absoluta – están ambos fuera del tiempo. Cada uno de nosotros es un mundo en el que están representados todos los niveles del Ser: el reino mineral – en los huesos, – la vida vegetal – en los intestinos, los instintos animales – en nuestra psiquis – subiendo hasta las más altas posibilidades espirituales. La evolución no se detiene en el nivel de cada día, ella es continua y nuestra tarea es transportarla hacia arriba.






Bruce ThomasTraducido y extractado por Alberto Carvajal





deThomas, Bruce.-





The Body of TimePenguin Books.-





ArkanaEngland.

lunes, 19 de abril de 2010

Cosmología del Rayo de Creación

EL RAYO DE CREACIÓN:




R. Eso está conectado con la idea de un "sendero" o "camino". Lo que es importante
comprender es que el camino no comienza en el nivel corriente de la vida; empieza en un
nivel superior. El primer paso es el momento en que uno se encuentra con la influencia C.
Desde este momento comienza una escalera con una cantidad de escalones que han de ascenderse antes de alcanzar el camino. El camino no empieza en el fondo, sino sólo después de
haber ascendido el último escalón.
P. ¿A qué llama hombre normal?
R. Puede parecer paradójico, pero no tenemos otra definición: significa un hombre que puede
desarrollarse.
P. ¿Hay alguna relación entre influencias B e influencias A? ¿Cuando las influencias B entran
en el hombre, afectan a las influencias A y las transforman?
R. Pueden afectarlas, pero, al mismo tiempo, una excluye necesariamente a la otra. El hombre
vive en la Tierra bajo estas dos influencias diferentes; puede escoger solamente una, o puede
tener ambas. Cuando usted habla de influencias A y B, empieza a hablar sobre hechos. Si
usted reemplaza esta expresión por uno u otro hecho definido, verá en qué relación están. Es
facilísimo.
A esta altura, surge naturalmente la pregunta: ¿Por qué le es tan difícil al hombre empezar a
cambiarse, a llegar a una posibilidad de crecimiento? Porque, como verá, debe recordar que el
hombre es creado de una manera muy interesante por la naturaleza. Es desarrollado hasta
cierto punto; después de este punto, debe desarrollarse.-La naturaleza no desarrolla al hombre
más allá de cierto punto. Después aprenderemos con todos los detalles hasta qué punto el
hombre es desarrollado y cómo debe empezar su ulterior desarrollo, y veremos porqué, desde
este punto de vista, jamás podría desarrollarse, y porqué no puede ser desarrollado por la
naturaleza. Pero antes que eso, debemos entender ciertas condiciones generales.
Al hombre le es difícil, incluso, empezar cualquier clase de trabajo sobre sí, porque vive en un
sitio muy malo del universo. Al principio, eso debe sonar como una idea extrañísima. No
comprendemos que en el universo hay sitios mejores y peores, y ciertamente no
comprendemos que nos toca estar en el casi peor sitio. No logramos comprenderlo porque,








desde un punto de vista, nuestro conocimiento del universo es demasiado complicado. Desde
otro punto de vista, no toma en cuenta los hechos reales.
Si observamos el sitio más próximo a nosotros en el universo, comprendemos que vivimos en
la Tierra, y que la Luna está bajo la influencia de la Tierra. Al mismo tiempo, vemos que la
Tierra es uno de los planetas del sistema solar, que hay planetas mayores, probablemente más
poderosos que la Tierra, y que todos estos planetas, tomados juntos, deben afectar y controlar
de algún modo a la Tierra. Siguiendo en escala, viene el Sol, y comprendemos que el Sol
controla todos los planetas y la Tierra al mismo tiempo. Si usted piensa desde este punto de
vista, tendrá ya una idea diferente del sistema solar, aunque en estas cosas no hay nada nuevo:
es sólo una cuestión de cómo relacionar una cosa con otra. La Tierra es uno de los planetas del sistema solar, y el Sol es una de las estrellas de la VíaLáctea. Más allá de eso, podemos tomar todos los mundos posibles. Esto es todo lo que
conocemos desde el punto de vista corriente. Como un término puramente filosófico,
podemos añadir a eso una condición o relación de las cosas que llamamos el Absoluto, un
estado en el que todo es uno. Ahora podemos expresar esta relación de la Luna con la Tierra,
de la Tierra con los planetas, etc., de un modo ligeramente diferente.
o Absoluto. Inicio desconocido de todo.
o Todos los Mundos. Todas las galaxias similares o distintas de nuestra galaxia.
o Todos los Soles. Nuestra galaxia.
o Nuestro Sol. Nuestro sistema solar.
o Todos los Planetas. Todos los planetas del sistema solar.
o La Tierra.
o La Luna.
Mirando desde arriba hacia abajo, podemos empezar a entender la vasta diferencia en escala si comparamos Todos los Soles con nuestro Sol, o la Tierra con Todos los Planetas. Podemos
entender que están en cierta definida relación de escala uno con otro. La más pequeña es la
Luna, y más allá de la Luna no conocemos nada. La totalidad de esto se llama el Rayo de la
Creación. Hay otros rayos, porque este rayo no incluye a todo el universo, pero puesto que
vivimos en la Tierra y aquél atraviesa la Tierra, pertenecemos a este Rayo de la Creación. Por
este diagrama resulta claro lo que significa estar en un mal sitio del universo. El peor sitio es
la Luna, pero la Tierra es casi tan malo. Es como vivir cerca del Polo Norte, lo cual explica
por qué tantas cosas son difíciles en la Tierra. Sobre eso no podemos cambiar ni hacer nada,
podemos adaptarnos, y de esa manera podemos eludir muchas cosas que de otro modo no
podríamos eludir. Pero no debemos permitir que nuestra imaginación se escape y nos diga que
podemos huir por completo.
Sólo deseo agregar una cosa. Por razones que son difíciles de explicar por ahora, en el Rayo
de la Creación todos estos mundos están conectados entre si: las influencias pasan de lo
superior a lo inferior, pero entre los Planetas y la Tierra hay una grieta. A fin de unir esta
grieta de modo que las influencias de Todos tos Planetas puedan llegara la Tierra, fue
inventado cierto instrumento. Es una especie de película sensible que rodea a la Tierra, es
decir, la Vida Orgánica sobre la Tierra. De modo que las plantas, los animales y los hombres
sirven a una finalidad definida; sirven para la comunicación entre la Tierra y los planetas. Con
la ayuda de la vida orgánica que puede recibirlas y retenerlas, las influencias planetarias
penetran en la Tierra. Este es el significado y la razón de la vida orgánica sobre la Tierra.
P. Usted presume la vida orgánica sólo en la Tierra. ¿Presume que en los otros planetas no
hay nada?
R. No, de ninguna manera, pero nos interesa la vida orgánica sobre la Tierra, porque estamos en la Tierra, y somos parte de la vida orgánica sobre la Tierra, de modo que sólo hablamos de
la Tierra. Todos los otros planetas los tomamos juntos como una masa, pero sobre la Tierra
hablamos de manera diferente. Este es el principio de la escala. Cuanto más próximo a usted
está algo, más cercano está su estudio a la escala plena. Si usted estudia esta habitación,
necesita saber cuántas personas vienen y cuántas sillas se precisan; usted estudia
pormenorizadamente, pero si toma la casa solamente, no necesita conocer tales pormenores. Y
si toma la calle, es asimismo diferente. En el mismo sentido, estudiamos el Rayo de la
Creación sobre diferentes escalas. Hablamos de la vida orgánica sobre la Tierra, pero no
hablamos de la vida orgánica sobre cualquier otro planeta; no tenemos modo de estudiar eso,
excepto sobre la Tierra.
Le daré unos pocos pormenores más sobre el Rayo de la Creación que le explicarán lo que
signifiqué cuando dije que la Tierra es un mal sitio en el universo. Recordará que antes dije
que teníamos que llegar al estudio de las leyes fundamentales del universo, y dije que las dos
leyes que debíamos estudiar serían la Ley de los Tres y la Ley de los Siete, y luego mencioné
también el principio de la escala. Ahora se ha encontrado ya con este principio y entiende que
no estudiamos todo en la misma escala. Este es realmente el punto más débil de la ciencia
comente; los científicos tratan de estudiarlo todo sobre la misma escala, sin entender que eso
no es necesario. De hecho, totalmente lo contrario. Para todos los fines prácticos, debemos
aprender a estudiar las cosas sobre diferentes escalas.
Debemos retornar a la Ley de los Tres. Recordará cómo se explicó que todo lo que ocurre es
el resultado de la acción de tres fuerzas, y que dos fuerzas no pueden producir por sí mismas
efecto alguno. Trataré de conectar esta idea con el Rayo de la Creación.
El Absoluto es el Mundo 1, pues las tres fuerzas que hay en él totalizan uno. Por su propia
voluntad y consciencia, el Absoluto crea los mundos. Allí todo es intencional y cada fuerza
que hay en él ocupa cada lugar. Esto es incomprensible para nosotros. En el mundo siguiente,
el Mundo 3, están las mismas tres fuerzas, sólo que ya están divididas. Estas tres fuerzas
producen, a su vez, mundos de los que tomamos uno, pero este Mundo 6 es diferente del
Mundo 3, que está en contacto con el Absoluto, pues ya es mecánico. El Mundo 6 tiene tres
fuerzas del mundo precedente, y tres propias. El siguiente mundo, el Mundo 12, tiene tres
fuerzas del mundo del segundo orden, seis del mundo del tercer orden, y tres propias. El
mundo siguiente, el Mundo 24, tiene veinticuatro fuerzas; el inmediato, cuarenta y ocho
fuerzas; y el último, noventa y seis fuerzas.



Mundo 1 Absoluto 1
Mundo 3 Todos los Mundos 3
Mundo 6 Todos los Soles 6 ( 3 + 3)
Mundo 12 Sol 12 ( 3 + 6 + 3)
Mundo 24 Todos los Planetas 24 ( 3 + 6 + 12 + 3)
Mundo 48 Tierra 48 ( 3 + 6 + 12 + 24 +3)
Mundo 96 Luna 96 ( 3 + 6 + 12 + 24 + 48 + 3)


Estas cifras se refieren a la cantidad de leyes que gobiernan cada mundo. Cuanto mayor es la
cantidad de leyes, más difícil es cambiar algo. Por ejemplo, el hombre vive en la Tierra, que
se halla bajo cuarenta y ocho leyes. El mismo se halla bajo muchas más leyes, pero incluso
estas cuarenta y ocho leyes le hacen dificilísimo cambiar algo, porque cada pequeña cosa es
gobernada por estas leyes. Afortunadamente, no todas las leyes bajo las cuales el hombre vive
son para él obligatorias, de modo que puede escapar de algunas de ellas, y su posibilidad de
evolución está fundamentalmente conectada con escapar de ciertas leyes. Escalando el muro
de la prisión, el hombre también escapa de las leyes.


P. Ouspensky, EL CUARTO CAMINO