domingo, 20 de mayo de 2012

EL HOMBRE COMO MICROCOSMOS


EL HOMBRE 
COMO MICROCOSMOS
Rodney Collin
CUARTO CAMINO

III La Corriente Sanguínea como Índice del Ser del Hombre:
Estudios acerca de la TIPOLOGÍA Anteriores.
El corazón es el sol del cuerpo y la corriente sanguínea, como la radiación del Sol en el
Sistema Solar, se extiende a cada una de sus partes. Ningún rincón del cuerpo es
Demasiado remoto para que no sea calentado y vitalizado por ella. Se derrama en los
Órganos endocrinos del modo como la luz y el calor del Sol brillan sobre todos los
Planetas, dotándolos de vida y uniéndolos en un todo único.
Ahora bien, la radiación solar tiene dos aspectos. En primer lugar, lleva. A los planetas luz,
Calor, radiaciones ultravioleta y otras igualmente vitalizad horas que provienen del Sol,
Centro de su sistema. Fin segando lugar, reflejándose individualmente en ellos –de acuerdo
Con su tamaño, atmosfera, superficie. Velocidad de rotación, etc.:–, actúan como un
Vehículo para la difusión de sus influencias separadas, Cuando vemos a Venus o a Júpiter
En el cielo es, por supuesto, porque nos llega la luz que refleja del Sol. No hay ninguna
Otra luz en el Sistema Solar, Pero esta luz reflejada se convierto en la portadora de
Vibraciones y ritmos peculiares del reflector. De ahí que la luz del Sol no solo nos alcance
En forma directa sino que nos llega por la vía de cada planeta individual: y cuando vemos
A la vieja Luna en los brazos de la Luna nueva, es que aun está reflejada de la Tierra a la
Luna y luego, de regreso, otra vez a la Tierra. La radiación solar forma una especie de
Inmensa circulación, no solo uniendo cada parte del Sistema Solar con el centro sino,
También, cada parte con cada una de las otras partes. Es el modo por el que el Sol influye
En los planetas y, también, por el que ellos se influencian entre sí.
La corriente sanguínea cumple el mismo cometido en el cuerpo. Llevando vida y calor,
Llevando hidrogeno y carbono, nitrógeno y oxigeno, es bombeada desde el corazón al
Cuero cabelludo y a la punta de los dedos. Es la difusora de la energía central hacia todos
Los órganos Al mismo tiempo, al pasar de uno a otro órgano, conduce las secreciones de
Cada uno a través de todo el organismo. Por ella se conducen foro– mas concentradas de
Energía, desde los centros de producción hasta los órganos de almacenamiento, como el
Hígado y el bazo; así mismo, por ella estas mismas energías son difundidas
Instantáneamente cuando alguna emergencia lo demanda.
Cada glándula endocrina secreta en la corriente sanguínea su hormona particular en mayor
O menor volumen, con un flujo rítmico. Las proporciones de estas diferentes hormonas
Llevadas en suspensión por la corriente sanguínea hacen al hombre en cualquier momento
Lo que entonces es – pensativo, simpático, apasionado, activo, sensual. etc. De modo más
General, la composición promedio de su corriente sanguínea durante un periodo mayor,
Determina sus tendencias y características más permanentes y modela, en concordancia,
Los diferentes aspectos de su físico. Al mismo tiempo, de momento a momento, el mismo
Afecta la composición y mediante la conducción de su interés y atención ante esta o
Aquella manifestación propia, acentúa o restringe sus tendencias naturales.
Posteriormente, el orden en que las glándulas derraman su influencia en la corriente
Sanguínea sigue una secuencia definida, similar a aquella en que, como vimos, los
Planetas hacen sonar sus notas características en la corriente del tiempo. Por tanto, los
Productos digeridos del páncreas, van a servir a las paratiroides en la nutrición de los tejidos:
Esta nutrición tisular demanda la aireación que se hace posible gracias a la tiroides: a
Su vez, la velocidad de la respiración afecta el vigor del pensamiento y determinación que
Se generan en la pituitaria anterior: el pensamiento y la determinación se traducen en la
Actividad apasionada de las suprarrenales: tal actividad requiere una labor correspondiente
De los órganos interiores del lóbulo posterior: y esta actividad instintiva demanda a su vez
Más productos de digestión del páncreas.
Es inútil buscar la causa y el efecto en tal secuencia. El todo sigue una inevitable y
Continúa cadena de acción y reacción. La alimentación produce movimiento, el
Movimiento ambición, la ambición acción apasionada, y el agotamiento de la actividad
Apasionada el hambre, para alimentarse nuevamente. Esta es la vida del hombre al nivel de
La corriente sanguínea.
Pero si las arterias reúnen todas las glándulas reguladoras de la función humana de un
Modo, debemos recordar también que están igualmente relacionadas y unidas de otras tres
Maneras por los tres sistemas nerviosos. De hecho, estos tres sistemas nerviosos están
Conectados probablemente con las tres partes diferentes o aspectos de cada glándula a los
Que nos hemos referido. Algunos de estos aspectos secundario y terciario de las glándulas
Se encuentran ya en actividad, pero no se los reconoce generalmente, como la actuación de
La tiroides en el acopio de la memoria musical y verbal no se reconoce aun. Otros aspectos
–de la glándula pineal, por ejemplo– permanecen ignorados porque son potenciales y
Solamente entran en actividad en estados superiores de conciencia. En todo caso, si su
Rendimiento mis crudo se distribuye por la corriente sanguínea, controles mucho más
Delicados son y pueden ser ejercidos por estos tres sistemas de nervios.
Por tanto, el sistema arterial y los tres sistemas nerviosos, parecen tener la misma relación
Entre sí que tenían en la filosofía medioeval la Tierra, el Agua, el Aire y el Fuego. Agua,
Aire y fuego representaban los vehículos de las tres fuerzas creadoras, en tanto que la
Tierra representaba el vehículo en que ninguno de ellos había actuado, o el vehículo
Perteneciente a una serie inferior.
Cambiemos completamente nuestro enfoque y consideremos el papel combinado de los
Tres sistemas nerviosos como la intervención de un poder creador triple, proveniente de un
Nivel más alto, esto es, desde por encima del nivel de la corriente sanguínea.
Al igual que la corriente sanguínea, los tres sistemas nerviosos alcanzan todas las partes
Del cuerpo y conectan todas las glándulas. Pero tienen diferentes rutas. El sistema
cerebro-espinal esta principalmente localizado en la corteza cerebral y en la medula
Espinal, desde la cual se extienden ramas a todos los miembros dentro del campo de sensación
Y control del hombre. El sistema simpático consta de un gran minero de ramas
Separadas y de plexos que conectan las vertebras individuales con algún órgano voluntario
Correspondiente. El vago, por otra parte, es un nervio único que se origina en la base del
Cerebro, y después de pasar por los plexos cardiaco, gástrico y sexual, se reúne con la
Parte terminal de la espina dorsal.
Estos dos últimos sistemas nos recuerdan el circuito eléctrico de un automóvil o de un
Aeroplano, donde cada instrumento esta individualmente conectado con la fuente positiva
De fuerza, aunque la porción negativa de todos sus circuitos puede completarse
Simultáneamente mediante la armazón de acero. En este símil, el sistema cerebro-espinal
Representaría, entonces, al conductor o piloto, que introduce acción consciente en el
Mecanismo – pero sólo en aquellos lugares en donde están situados los controles.
Cual es la relación efectiva entre estos tres sistemas y cual su relación potencial? En
Primer lugar, debemos suponerlos trabajando con tres energias diferentes a tres

Velocidades distintas. El más lento es el sistema cerebro-espinal, que solo puede trabajar
Tan rápidamente como podemos pensar. El que sigue en mayor velocidad es el sistema
Simpático que permite a los complicados procesos instintivos de la digestión, nutrición
Celular, etc., ser conducidos mucho mas rápidamente de lo que podemos seguirlos con la
Atención mental. En tanto que el más rápido de todos debe ser el parasimpático o sistema
Yago, que conduce los !ir pulsos incalculablemente rápidos de la intuición, de la auto conservación
Y del sexo. Este ultimo sistema, sin embargo, trabaja ordinariamente con
Solo una fracción de su poder debido, y desde el punto de vista de sus potencialidades,
Casi podemos considerarlo como no utilizado.
Ahora bien, ya hemos visto que donde quiera que tres fuerzas interactúen, pueden
Manifestarse en seis diferentes combinaciones u órdenes. Así que estos tres sistemas
Nerviosos, combinándose de modos distintos, sujetan el cuerpo humano a los seis procesos
Cósmicos que hemos discutido en otra parte. Algunos de estos procesos resultantes del
Dominio del pensamiento o del instinto, esto es, del sistema cerebro–espinal o del
Simpático – nos son familiares en la vida ordinaria. Otros, producidos por el dominio del
Sistema yago, trabajando con su propia energía, son desconocidos o muy extraños para
Nosotros. Porque ocurren solo cuando la categoría mas alta de emoción se convierte en la
Fuerza motivarte de todo el organismo.
Sin embargo, por ahora todavía hay otra posibilidad que nos concierne. Hay de hecho una
Séptima combinación de fuerza, normalmente in–comprensible, pero que es teóricamente
Posible y que levanta al cosmos en que ocurre a su conexión directa con el que está por
Encima. En esta combinación, todas las tres fuerzas actúan simultáneamente en todas las
Partes.
En el modo ordinario, los tres sistemas nerviosos operan más o menos
Independientemente, en secuencia, por así decirlo; estando confinadas sus diferentes
Energias a las funciones para las que son más apropiados. Y cuando pequeñas cantidades
De estas energias se filtran de un sistema al otro –como cuando un hombre trata de pensar
Cuando se encuentra lleno de excitación instintiva o, por otra parte, cuando trata de
Razonar acerca de una emoción profunda–, solo producen malos resultados.
Sin embargo, estos tres sistemas están dispuestos de modo que, en ciertas circunstancias y
En un punto particular del cerebro, puede crearse una conexión entre ellos. En este caso las
Tres energias podrían correr libremente a través de los tres sistemas. .Con que resultado?
Mediante la circulación general de la energia intelectual, un hombre estaria consciente de
todas sus funciones. Mediante la circulacion general de la energia instintiva, todas sus
funciones actuarían con las mayores ventajas y en armonía. Mediante la circulacion
general de la energia emocional, todas sus funciones actuarían con la intensidad del miedo
o del amor.
Una condición asi, en que los procesos instintivos fueran tan conscientes como pensar, en
que el pensar fuera tan rapido como la atracción, y en que la razón, emoción y acción se
combinarán tan armoniosamente como respirar y dormir, es imposible imaginar. Solo
podemos decir que la maquina humana, de hecho, esta diseñada para hacerlo posible.

LOS TIPOS ENDOCRINOS


II Tipos Endocrinos:




Como vimos en EL HOMBRE COMO MICROCOSMOS  I- Los siete sistemas y sus reguladores:
Tenemos ahora una base para estudiar la posibilidad de que los planetas dirijan órganos diferentes y, por extensión, los tipos en que tienen dominio estos órganos receptivos.
Muchas tentativas se han realizado en la historia para distinguir y satisfacer a los diferentes tipos de hombres en esta forma, desde los sistemas medieval y oriental de castas, las distintas órdenes de la Iglesia Católica hasta la clasificación de la sangre y la clasificación endocrina del presente. Esta idea fue desarrollada particularmente en las enseñanzas astrológicas de la Edad Media, aunque la falta de un conocimiento químico y biológico preciso y, en particular, el hecho de que Urano y Neptuno todavía eran desconocidos, asignándose sus efectos entre los planetas conocidos, acarrearon gran confusión y conjeturas. Como quiera que sea, la idea general del gobierno de diferentes órganos por planetas diferentes produjo algunos intentos muy interesantes por describir y distinguir los llamados tipos planetarios. Y es un tributo sorprendente a los estudiosos de las escuelas alquímicas entre los siglos XIII y XVII el hecho de que no obstante que todo lo demás de su sistema se ha perdido desde hace mucho tiempo, las palabras que usaron en relación con aquel han pasado al uso general y todavía evocan en los hombres ordinarios la mejor idea de los tipos que es posible tener sin una preparación especial. Estas palabras (lunático, mercurial, venéreo, marcial, jovial y saturnino) se derivaron de afinidades entre el hombre y el sistema solar, conectando cada tipo con el correspondiente planeta. Naturalmente, en su origen lunático se refería sencillamente al tipo que servía a una función semejante en la humanidad, a la de la Luna en el sistema solar y sólo después vino a referirse en especial a la gente anormal de este tipo. Análogamente, la palabra venéreo se refería en general al tipo con afinidad por Venus. Todas las demás palabras han retenido sorprendentemente bien su significado. Por esto, con dos ligeras modificaciones, intentaremos estudiar los tipos humanos bajo éstos que son los mejores nombres de que disponemos.

Si tratamos de pasar revista a las principales teorías  de la Astrología, a la luz de las ideas modernas y libres de la superstición y la asociación  acumuladas, disponemos de la proposición  siguiente: Cada glándula endocrina, o su plexo nervioso asociado, esta sincronizada al magnetismo de un planeta individual. Naturalmente, este magnetismo particular será  más fuerte cuando un planeta se encuentre en el zenit, brillando verticalmente a través  del mínimo grosor de la atmosfera, exactamente como la luz y el calor solar son más fuertes a mediodía.
Mientras más bajo se hunde en el cielo y mientras más agudo sea el Angulo por el que su influencia deba pasar a través de la cubierta de aire, más débil será el efecto, como lo es el del Sol al amanecer y al anochecer. Cuando se encuentra por debajo del horizonte, su efecto solo se recibirá en una forma difusa, y será pasivo más que activo por su paso a través o alrededor de la Tierra. La altura de un planeta dado en el cielo, será, por tanto, una medida exacta del grado de estimulo impartido a la glándula correspondiente en un momento dado.
Cada una de las glándulas tiene tres aspectos. Estos aspectos son puestos en acción en diferentes momentos, de acuerdo con el estimulo planetario entonces operante. El aspecto primero y más elemental, que probablemente está conectado con la raza y la herencia en una forma muy general, se pone en acción mediante el acomodo de cromosomas en el huevo en el momento crítico de la concepción, y está determinado por la disposición de los planetas en ese instante.
El segundo aspecto, que probablemente sea más responsable de lo que ordinariamente reconocemos como el tipo físico, es puesto en acción en el momento igualmente critico del nacimiento cuando el niño, súbitamente removido del aislamiento en el útero materno, es expuesto por primera vez al aire y a la radiación solar y planetaria directa. En este momento las glándulas, en su segundo aspecto, reciben cada una un ímpetu diferente y preciso, que las pone en acción y fijo su arreglo relativo por toda la vida. Si imaginamos un grupo de siete fotómetros fotográficos, cada uno sensible a la luz de un planeta
Diferente, y que son afectados permanentemente por las indicaciones que registran en el momento en que se les saca del cuarto oscuro, obtenemos cierta visión de este ‘arreglo’ de la maquinaria humana en el nacimiento. Las sucesivas exposiciones que se hagan según estos siete fotómetros, serán siempre diferentes y características. Y así ocurre con el
Rendimiento de las diferentes glándulas y las funciones que a ellas están asociadas. Por el arreglo que les hacen los planetas que las gobiernan en el momento del nacimiento son, como antes supusimos, determinados definitivamente la forma, el color, el tamaño, la rapidez de reacción y demás cualidades internas y externas del individuo.
El tercer aspecto potencial de las glándulas es o puede ser puesto en acción en un momento posterior de la vida, cuya fecha exacta es difícil determinar. Puesto que este tercer aspecto debe estar conectado con funciones humanas potenciales, desarrolladas con el crecimiento de un alma. Pero ahora pasaremos por alto el primer y tercer aspecto y nos concretaremos al segundo aspecto de las glándulas, provocado y determinado por estímulos planetarios en el momento del nacimiento y del que depende la naturaleza física del hombre como individuo, es decir, lo que ordinariamente reconocemos como su tipo.
Organicemos el material que han puesto a nuestra disposición la química y la fisiología modernas en la investigación de la naturaleza y la función de los diferentes tipos endocrinos y podremos apreciar como concuerda o difiere con las antiguas descripciones.
Al mismo tiempo debe recordarse que no existe aquello de los tipos puros, puesto que en cada hombre todas las glándulas deben funcionar, siendo incapaz de vivir el individuo si una sola de ellas es destruida.
Más aun, cada glándula afecta y es afectada por cada una de las otras, de modo que en la práctica es imposible aislar el efecto de una cualquiera de ellas. Si estudiamos pues los llamados “tipos”, significa solo que intentamos encontrar ejemplos extremos y hasta patológicos del dominio de una u otra glándula, para determinar su naturaleza particular.
En un hombre “perfecto” la acción de todas las glándulas estaría exactamente balanceada, y en cuanto un hombre se acerque más a este equilibrio, será tanto menos fácil clasificarlo como un tipo. El organismo ideal sería una síntesis de todos los tipos; pero este, haría que un hombre disfrutara de poderes extraordinarios y tales hombres parece que no se
Producen por accidente.
Considerando a las glándulas en el orden de nuestra espiral y de nuestra tabla, principiamos con el limo, que forma una larga masa esponjosa montada a horcajadas sobre el tubo conductor de aire y en las inmediaciones del corazón. Se conoce muy poco sobre esta glándula, excepto que desempeña un papel muy importante en el crecimiento del organismo durante la infancia y que en la mayoría de los casos tiende a atrofiarse después de la adolescencia, en relación aparente con la intervención del sexo. Y las suprarrenales.
Sus células son idénticas a las células linfáticas y probablemente aquella ayuda a promover un alto abastecimiento de linfa, necesario por la gran velocidad del proceso metabólico en la infancia. El tipo tilico conocido por los endocrinólogos por su tez sonrosada, huesos y dientes delicados y especial aire de bella fragilidad, es solo una descripción de Peter Pan, el niño grande. Hasta donde podemos ver, el timo, asociado tan estrechamente al corazón, es –como podemos suponer por la disposición en nuestra espiral– la glándula que suelta el resorte del crecimiento. Cuando se completa el crecimiento, su primera tarea está cumplida. La posibilidad de una función potencial ulterior, que normalmente no se realiza, se discutirá mas adelante. Este tipo no se describe habitualmente en los textos astrológicos, aunque hay sugestivos intentos ocasionales por distinguir un tipo solar, que nos recuerda que el lugar y la función del timo le señalan como el regulador de ese indiferenciado impulso de vida original que solo puede provenir del Sol.
La siguiente glándula, el páncreas, está asociado con el sistema linfático y en compañía del hígado controla la digestión de los alimentos. Esta es la naturaleza ‘húmeda’ del hombre, que en un capitulo anterior encontramos que está particularmente sujeta a la atracción de la Luna. Una parte del páncreas secreta insulina. Que promueve el almacenamiento del azúcar y actúa contra las suprarrenales que dirigen su combustión súbita bajo demandas urgentes y altamente emotivas. Por tanto, tiende a abatir o extinguir el ‘fuego’ de la actividad adrenal. Aunque la moderna endocrinología no distingue un tipo pancreático tan claramente como aquellos producidos por otras glándulas, la gente con este predominio tendrá todas las formas carnales llenas Y redondeadas (‘cara de luna’), debido a la plenitud de linfa. Serán pasivas, caprichosas e introspectivas, características todas opuestas a aquellas del apasionarlo, vigoroso y violento tipo adrenal. De hecho, se aproximaran a las descripciones del tipo melancólico o lunático y que se asociaba con el elemento acuoso y a sus consecuentes características de fluidez e inestabilidad.
Como siguiente, en orden ascendente de acuerdo con la tensión del voltaje o de la energía utilizada, tenemos la glándula tiroides, situada en la garganta debajo de la manzana de Adán. Esta glándula controla la combustión del aire que se respira y, como la llave del caldero de una locomotora a vapor, regula el calor producido y, en consecuencia, la velocidad de todo el mecanismo. Mientras actúa mas intensamente la tiroides, más inquieta y nerviosa será la apariencia. El elemento pesado, yodo, que frecuentemente se menciona en relación con esta glándula, es como el peso sostenido sobre la llave de ese caldero para prevenir que se abra y que se funda el mecanismo.
En endocrinología el tipo tiroideo se describe como delgado de cuerpo, con rasgos bien acusados, pelo grueso y con frecuencia ondulado, ojos brillantes, dientes y boca muy desarrollada; percepción y volición rápidas, impulsivo, con tendencia a las crisis explosivas de expresión, revoltoso, insomne e inagotable. En otras palabras, el viejo tipo Aéreo, sanguíneo o mercurial, al que estrechamente corresponde esta descripción moderna.
En lo que se refiere al efecto del siguiente grupo de glándulas, las pequeñas paratiroides, que están situadas en la tiroides y que actúan como su pareja o complemento, la endocrinología no dispone de mucho material. Solo se sabe que su acción contra la tiroides (que produce movimiento y volatilidad) se logra mediante la promoción del metabolismo del calcio, elemento estabilizador, y del fosforo, elemento mediador. Con las paratiroides poco desarrolladas, el individuo resulta patológicamente nervioso, inquieto e hipersensible ante los estímulos mas moderados, aun ante la luz. Las paratiroides acentúan la vida pasiva, vegetativa: producen firmeza y tono del musculo y los nervios – una calma sensitiva y una tibia pasividad. Su campo es el de carne y sangre’, de la nutrición celular y el desarrollo del volumen. Este, en la vieja astrología, es el tipo venusino, el papel femenino de crecimiento en la inactividad.
Las glándulas suprarrenales, que usan energía del siguiente poder superior, son dos.  Pequeñas capsulas montadas sobre los riñones. Están formadas de dos partes, el corazón o medula que produce una hormona que motiva todos los fenómenos en relación con el miedo y la huida, y la cubierta o corteza, que secreta otra hormona, que se caracteriza por
Manifestaciones de ira y rijosidad. Ambas, probablemente por intermedio de su elemento clave, el potasio, crean una elevación general del tono y sensibilidad del organismo. Son las glándulas de la “pasión”, y en estas diferentes maneras expresan el impulso fundamental de auto conservación. El tipo adrenal tiene piel morena o pecosa, de rostro y cuerpo hirsutos, frecuentemente con pelo de color poco común –negro entre los escandinavos, amarillo entre los latinos, pelirrojo entre otros pueblos. Tiene dientes caninos y una línea baja de pelo y es vigoroso, enérgico y apasionado –el tradicional
Guerrero–, pequeño, fiero y marcial.
Las dos glándulas siguientes, como la tiroides y paratiroides, forman una pareja que controla cualidades complementarias balanceándose recíprocamente. Juntas, forman los dos lóbulos de la pituitaria, un pequeño órgano del tamaño de una semilla de cereza colocado en una caja ósea por detrás del puente de la nariz. El primer lóbulo, desde nuestro punto de vista, es el de la pituitaria posterior. Esta glándula, en cuya acción el sodio desempeña un papel clave, controla los músculos involuntarios de la porción interna e instintiva del organismo, particularmente los de los intestinos, vejiga y útero. Regula,
También, la producción de leche para amamantar y, en general, es la glándula de las cualidades maternales. El tipo es bajo, redondeado, robusto, con cabeza grande, de vientre voluminoso y con poco pelo en el cuerpo. Tiende a la periodicidad de funciones, apareciendo el ritmo aun en las crisis de temperamento y actividad y está dotado de una inclinación hacia la poesía y la música. Gente así es alegre, animosa y tolerante – los Falstaff, el clásico tipo jovial.
La pituitaria anterior promueve rasgos masculinos tan claramente como la posterior lo hace con los femeninos. Esta glándula esta íntimamente relacionada, por una parte, con el sistema esquelético y, por la otra, con la función del pensamiento abstracto y la razón. Su secreción exagerada resulta en un crecimiento anormal de los huesos largos y particularmente de las articulaciones y extremidades, tales como las manos, pies y mandíbula (acromegalia). El tipo pituitario anterior es largo de huesos, con formas bien desarrolladas. Músculos largos y firmes; de cabeza alargada, cara huesuda y marcada por
Una nariz larga y prominente, mandíbula cuadrada, pómulos desarrollados y dientes largos, con una mente comprensiva, habilidad para aprender y capacidad para controlarse a sí mismo y mandar sobre lo que le rodea. Este, en la vieja nomenclatura, es el tipo flemático o saturnino. Por tanto, las primeras seis glándulas se disponen en tres pares –conteniendo cada par un elemento masculino y otro femenino, que se complementan y oponen entre sí. Las suprarrenales y el páncreas, o Marte contra la luna; las tiroides y las paratiroides, o Mercurio contra Venus; y las pituitarias anterior y posterior, o Saturno contra Júpiter – estos forman entre ellos un conjunto de seis valencias, perfectamente contrapesado.
Cuando llegamos a las gónadas o glándulas sexuales, que corresponden en cierta forma a la posición de Urano en el Sistema Solar, logramos entender ahora porque su papel ha dado lugar a tanta confusión. Porque cada una de las otras glándulas afecta al sexo, le prestan su color y tratan de disfrazarse como sexo. A efecto de comprenderlo en su pureza,
El sexo debe ser separado de la sensualidad venusina de las paratiroides, de la pasión marcial de las suprarrenales, de la afección maternal de la pituitaria posterior, y de la maestría saturnina del lóbulo anterior. El sexo debe ser algo diferente a todo esto y más fundamental. Debe estar relacionado con el principio esencial de los dos sexos y su poder conjunto de creación. Deberá incluir todas las emociones más profundas originadas en su interacción y, aparte de dar hijos del cuerpo, deberá inspirar música, poesía, arte y toda la aspiración del hombre por crear, emulando a su Hacedor.

La última glándula sobre nuestra espiral, como Neptuno es el último planeta mayor en el cielo, es el misterioso cuerpo pineal, enterrado en el punto focal del cerebro y relacionado con los sistemas psíquicos más delicados del hombre. Sola entre las glándulas, es única más bien que doble en su forma y, de esto, los viejos fisiólogos y psicólogos como
Descartes, por ejemplo, dedujeron que era el lugar donde se alcanzaba la unidad o equilibrio, y que ese era el asiento esencial del alma. La glándula pineal es un tejido en forma de cono, cuyas células nerviosas contienen pigmento similar al de la retina y que ordinariamente se fosiliza después de la adolescencia, mediante el depósito de sales de
Calcio. A medida que avanza este proceso, los músculos relativos se desgastan y son reemplazados por grasa. Prácticamente nada se conoce o se supone acerca de las funciones de la glándula pineal, y solo podemos decir. Por ahora, que todo indica que estas funciones son potenciales y hasta el momento irrealizadas.
Así se completa la serie de receptores planetarios por los que las diferentes funciones del cuerpo se sostienen y regulan. Y si se objeta que las descripciones de sus tipos conexos se acercan a la adivinanza, debemos admitir, entonces, que no son sino un intento de aproximación a la naturaleza de las diferentes energías, mediante un estudio empírico (le sus manifestaciones. Esto, en esencia, no es satisfactorio, como no lo será tratar de expresar la naturaleza de un perro detallando su figura, color, modo en que crece su pelo, etc. Solo puede desarrollarse una intima comprensión de las glándulas, estudiando su
Acción peculiar e individual en uno mismo. En un libro, por su propia naturaleza, este método se excluye. Recordemos, entonces, que las glándulas actúan mediante energías diferentes en una escala de creciente frecuencia, hasta que logremos alcanzar reinos en donde su poder (le penetración sea tal, que no podamos siquiera sonar las potencialidades involucradas en aquel.

EL HOMBRE COMO MICROCOSMOS Rodney Collin



EL HOMBRE 
COMO MICROCOSMOS

Rodney Collin
CUARTO CAMINO






Esta entrada tiene por objetivo el estudio de Los Tipos de Hombres, iremos adentrándonos en diferentes tipologías y su significado. Las analogías con las glándulas endocrinas, los planetas, los órganos receptores de vibraciones, tiempos interiores y cósmicos así como el desarrollo de los estados de Consciencia más elevados nos reporta un arco iris de posibilidades que conviene saber diferenciar.

I  Los siete sistemas y sus reguladores: 
Cuando tratamos de imaginar el cuerpo largo del sistema solar, las cubiertas o hilos entrelazados formados por el trazo de los planetas nos evocaron el recorrido de los varios sistemas del cuerpo humano (esquelético, linfático, arterial, nervioso, etc.), los cuales parecían estar constituidos y reunidos de modo semejante.
La asociación no era accidental. Mientras más estudiamos estos sistemas, más nos parece que en efecto son exactamente análogos, que son redes distribuidoras que se destinan a transportar energías de tensiones diferentes.
La estructura humana consta de siete u ocho sistemas que se pueden reconocer, sostenidos por una armazón esquelética y reunidos en un todo sólido merced al tejido conectivo. Estos sistemas están unidos y armonizados por la acción vivificante del corazón, del que depende la existencia del organismo como individuo.
Cada sistema abarca al cuerpo entero, y sobre cada uno parece gobernar una de las glándulas de secreción interna, colocadas en lugares particulares, en calidad de reguladoras y transformadoras. La glándula transforma la energía vital general producida por el organismo y que obtiene de los alimentos, el aire, la luz, etc., a la tensión requerida por su propio sistema y función.
Además, esta séptuple disposición de las funciones humanas se deberá ver sujeta a tres controles nerviosos diferentes que interactúan entre sí –el cerebro-espinal, que produce funciones concientes, el simpático, que estimula funciones inconcientes o instintivas, y el parasimpático o vago, al que se atribuye el frenamiento de estas funciones instintivas y que, por lo tanto, actúa como complemento del último–. Esto nos sugiere un control para soltar impulsos nerviosos activos, otro para soltar impulsos nerviosos pasivos y un tercero para 
soltar los impulsos mediadores de pensamiento, razón o conciencia.Tenemos, en verdad, muchas razones para suponer que estos tres controles nerviosos representan la ley de tres fuerzas en el cuerpo humano, así como las glándulas endocrinas y sus productos reflejan la ley universal de octavas. Es precisamente esta sujeción de una mezcla siempre cambiante de siete ingredientes sometida a un control nervioso también en continuo cambio lo que hace que el mecanismo humano sea una imagen de todos los demás cosmos.
Al mismo tiempo, esta combinación crea un modelo tan sutil que su manifestación puede analizarse en cien maneras diferentes, todas certeras y todas falaces. Por ejemplo, sería sencillo decir que los nervios, como agentes de la ley de tres, controlan las glándulas como agentes de la ley de octavas, pues aparte de controlar los sistemas glandulares, los nervios mismos constituyen tales sistemas, siendo controlados a su vez -tal como el sistema solar, donde cada planetas actúa ya sea como fuerza mediadora de acuerdo con la ley de tres, ya sea como una sola nota en concordancia con la ley de octavas.
En otras palabras, las tres fuerzas y los siete aspectos son diferentes modos de ver un mismo fenómeno. Con nuestras mentes ordinarias no somos capaces de comprender la operación de los dos principios a la vez, así como el ojo humano no puede simultáneamente enfocarse sobre la superficie de un espejo y sobre los objetos distantes que se reflejan en el espejo. Si fuéramos capaces de comprender la ley de tres y la ley de octavas de modo simultáneo deberíamos comprender el sistema solar o el mismo organismo humano. No podemos simplificar mentalmente la interacción de estas dos leyes, puesto que un cosmos viviente es el modelo más sencillo de su unión.
Por la misma razón, nunca podemos tener verdadero éxito al separarlas, ni ningún intento de describir con detalle –digamos, en el cuerpo humano– la operación de una ley, primero, y después, la de la otra, puede ser lógicamente satisfactorio. Las dos explicaciones parecerán traslaparse siempre y siempre parecerán contradictorias o incongruentes a la mente lógica.
De cualquier manera tenemos que intentar una aclaración. Principiemos desde el punto de vista de la ley de octavas. Cada uno de los varios sistemas y su glándula directriz se consideran, ahora, que dotan al hombre de un conjunto especial de cualidades y capacidades. Merced al sistema esquelético es una criatura erecta y articulada, gracias al sistema linfático puede digerir y asimilar, gracias al sistema respiratorio, respira, gracias al arterial se calienta por sí mismo, gracias al cerebro-espinal ve, piensa y actúa y mediante otro sistema todavía está sujeto a la emoción y la conciencia. De hecho, estos sistemas constituyen dentro del hombre los reinos de la Naturaleza.
Volviendo a nuestra analogía eléctrica encontramos que las energías usadas en los diferentes sistemas o circuitos varían tanto en tensión como en cantidad de corriente. En el sistema linfático, por ejemplo, la cantidad de corriente es muy alta y constante pero la tensión es extremadamente baja. El canal linfático central de una vaca, cuando se le ha punzado, produce 95 litros de linfa por día, pero esta sustancia es tan diluida y de acción tan moderada, que sólo en estas cantidades puede rendir el trabajo relativamente sencillo de distribuir las materias alimenticias. En otras palabras, el amperaje es alto, pero es muy bajo el voltaje.
Se contrasta este hecho con la energía que manifiestan en el hombre las emociones de temor religioso, amor, odio extremo y otras similares. En este caso la corriente es tan pequeña que pueden pasar semanas, meses y aun años sin que un hombre pueda percatarse más que de un escurrimiento ocasional e insignificante. Por otra parte, cuando se puede lograr la energía transformada en esta forma, su poder es enorme: puede impelirlo a establecer una orden monástica o a cometer un asesinato. El amperaje es bajo, pero extraordinariamente alto el voltaje.


Ahora bien, estando de acuerdo en que estas diferentes glándulas dan muchas señales de ser adaptadores o transformadores de la energía general creada por el organismo, ¿cuál es la relación que existe entre ellas? ¿Es que están dispuestas en un orden definido? ¿Podemos descubrir una escala general de sus tensiones? Una sugestión inesperada inspira su disposición. Si, tomando el corazón como centro, trazamos un diagrama esquemático del cuerpo humano en donde estén marcadas las varias glándulas, encontraremos que todas descansan sobre una espiral logarítmica regular, semejante a la que representa las líneas de fuerza o de crecimiento en muchos fenómenos naturales.* Así como el sistema solar aparecía como una espiral de planetas en expansión, así el cuerpo humano da ahora la impresión de una espiral de funciones que se expanden.
El sol y fuente de esta espiral es el corazón. Desde ahí se desdobla a través del timo y del páncreas, de la glándula tiroides y las paratiroides, del plexo solar donde tienen efecto las suprarrenales, de la pituitaria anterior y posterior y en su circunvolución final, a través de las glándulas sexuales hasta el cuerpo pineal, la última y más avanzada posibilidad del organismo.
Si retrocedemos hasta la diferenciación primordial del embrión humano en tres cubiertas germinales durante la primera quincena de su existencia, podemos ver efectivamente esta espiral en su forma originaria. Las capas germinales que se desarrollan de la primera multiplicación de las células se enrollan unas sobre las otras. De la capa germinal que forma la bobina interna (ectodermo) se desarrollan las funciones conectadas con las tres glándulas mencionadas en primer término, a saber: el crecimiento, la digestión y la respiración; de la que forma la bobina intermedia (mesodermo) se desarrollan las funciones conectadas con las tres siguientes, o sea, la circulación de la sangre, el movimiento voluntario y el involuntario; de la capa germinal que forma la bobina externa (ectodermo) se desarrollan las funciones conectadas con las tres  últimas, esto es, mente, emoción y reproducción.
Si añadimos a este orden lo que sabemos acerca de las funciones de las diferentes glándulas, de los sistemas por ellas controlados, de sus elementos clave y de su aparente correspondencia con los planetas, obtenemos la tabla siguiente:


Las funciones controladas por las glándulas dan, en este orden, la fuerte impresión de estar graduadas de lo tosco a lo fino, de lo material a lo inmaterial. Todas las funciones que estamos acostumbrados a considerar como físicas se sitúan hacia el principio, aquellas que apreciamos como psíquicas, hacia el final. Traduciendo esto a nuestra terminología eléctrica, podríamos decir que por la evidencia de su producción, los transformadores parecen estar dispuestos en orden creciente de voltaje y en orden decreciente de amperaje.
Más aún, este orden hace eco en forma sorprendente a la disposición de los planetas en el sistema solar, pero con la secuencia de tensiones a la inversa. Lo que está más cerca del centro es el sistema solar más pequeño, más fino y de mayor presión; pero más grande, más grueso y de menor presión en lo humano. En el primer caso el amperaje aumenta hacia la circunferencia, en el segundo, el voltaje. Esto parece extraño hasta que recordamos, con referencia a la radiodifusión, la idea obvia de que el alcance del receptor está en proporción inversa a la potencia de la estación emisora.
Y en este punto empieza a sernos evidente la inmensa significación de la correspondencia entre estos dos sistemas de transformadores. Las glándulas endocrinas son precisamente esos receptores de influencias planetarias cuya existencia supusimos con anterioridad. 
Quizá sería más exacto decir que la intrincada antena de los grandes plexos nerviosos (el cervical, el cardiaco, el solar, el lumbar y el sacro) constituyen el aparato sensitivo para tal transmisión planetaria, mientras que las glándulas endocrinas a través de las cuales ésta se produce, como un altavoz o una pantalla de televisión, suministran el mecanismo por medio del cual tales impulsos invisibles se manifiestan como movimiento o acción físicos. En todo caso, las glándulas, de acuerdo con su distancia del corazón, obedecen a la misma ley, del modo como los planetas lo hacen de acuerdo con su distancia del Sol. Creados bajo el mismo diseño, uno responde al otro. Y cada glándula se revela como un instrumento sensible que no sólo transforma energía humana en la tensión requerida por su función, sino que está sintonizada a un instrumento análogo en una escala cósmica, a cuyo gobierno obedece. 


sábado, 12 de mayo de 2012

TIPOS DE HOMBRES


TIPOS 
DE
HOMBRES

Debemos tratar de comprender más claramente cómo debe
comenzar el desarrollo del hombre, y de qué manera el estudio de sí mismo puede ayudar en este
comienzo.
Desde el primer instante encontramos una dificultad en nuestro lenguaje. Por ejemplo,
queremos hablar de un hombre desde el punto de vista de la evolución. Pero la palabra "hombre"
en el lenguaje ordinario no admite ninguna variación o gradación. El hombre que nunca es
consciente y que ni siquiera lo sospecha, el hombre que está luchando para llegar a ser
consciente, el hombre que es plenamente consciente: todo es lo mismo en nuestro lenguaje.
En todos los casos es siempre el "hombre". Con el fin de obviar esta dificultad y para ayudar
al estudiante a clasificar sus nuevas ideas, esta enseñanza divide al hombre en siete
categorías.
Las tres primeras categorías están prácticamente en el mismo nivel.
El hombre N° 1, un hombre en el cual los centros motor e instintivo predominan sobre el
intelectual y el emocional, es decir, el hombre físico.
El hombre N° 2, un hombre en el cual el centro emocional predomina sobre el intelectual, el
motor y el instintivo. El hombre emocional.
El hombre N° 3, un hombre en el cual el centro intelectual predomina sobre el emocional, el
motor y el instintivo.
El hombre intelectual.
En la vida ordinaria encontramos sólo estas tres categorías de hombre. Cada uno de nosotros y
todos los que conocemos, es un hombre N° 1, N° 2 o N° 3. Hay categorías superiores de
hombres, pero los hombres no nacen perteneciendo ya a estas categorías superiores. Todos nacen
N° 1, 2 ó 3, y alcanzan categorías superiores sólo pasando a través de escuelas.
El hombre N° 4 no nace como tal. Es el producto de una cultura de escuela. Difiere de los
hombres N° 1, 2 y 3 por el conocimiento de sí mismo, por la comprensión de su posición y, como
podríamos expresarlo técnicamente, por haber adquirido un centro de gravedad permanente. Esto
último quiere decir que la idea de adquirir la unidad, la conciencia, un "Yo" permanente, y la
voluntad -es decir, la idea de su desarrollo- ha llegado a ser para él más importante que sus otros
intereses.
Debemos agregar a las características del hombre N° 4, que sus funciones y sus centros están
mejor equilibrados, de una manera tal que no podría equilibrarlos sin trabajar sobre sí mismo, de
acuerdo con los principios y métodos de una escuela.
El hombre N° 5 es un hombre que ha adquirido la unidad y la conciencia de sí. Es diferente del
hombre ordinario, porque en él ya trabaja uno de los centros superiores, y tiene muchas funciones
y poderes que un hombre ordinario, es decir, un hombre N° 1, 2 ó 3 no tiene.
El hombre N° 6 es un hombre que ha adquirido la conciencia objetiva. Otro centro superior
trabaja en él. Posee muchas más nuevas facultades y poderes, más allá de la comprensión del
hombre ordinario.
El hombre N° 7 es un hombre que ha alcanzado todo lo que un hombre puede alcanzar. Tiene un
"Yo" permanente y una voluntad libre. Puede controlar todos los estados de conciencia en sí
mismo y ya no puede perder nada de lo que ha adquirido. De acuerdo con otra descripción, él es
inmortal dentro de los límites del sistema solar.
La comprensión de esta división del hombre en siete categorías es muy importante, ya que la
división tiene muchísimas aplicaciones en todas las formas posibles de estudio de la actividad
humana.