TRANCE CONSENSUAL:
El trance consensual (el estado
de ensoñación de la vida cotidiana) es un
estado mucho más poderoso y artificial
que la hipnosis ordinaria. El trance
consensual supone una pérdida
significativa de nuestra vitalidad esencial.
Así como varía la respuesta de las
personas a la hipnosis, así también varía en
nosotros la intensidad del trance
consensual.
Los antropólogos han definido la cultura
como un grupo de personas que
comparten unas creencias básicas
acerca del mundo y unos métodos para su
dominación.
Muchas de las evidencias que tenemos
acerca del mundo, muchas de las
cuales consideramos verdades sagradas,
podrían y deberían ser cuestionadas.
Tan pronto como nacemos, la cultura,
en principio a través de la acción de
nuestros padres, empieza a elegir
entre nuestras potencialidades.
Desde el punto de vista de la cultura,
es mucho mejor si la mente cotidiana, la
manera habitual y automatizada de
sentir y de pensar, está estructurada para
reflejar las creencias y los valores
consensuales de la cultura.
La esencia es quien realmente
éramos en el momento en que llegamos a este
mundo.
La inducción del trance consensual es
un proceso de modelación de la
conducta y de la conciencia del bebé,
el sujeto, para que sea normal, para
asegurar un nivel alto de
estandarización de la conducta y de la conciencia de
todas las personas para que se amolden
a las normas sociales. Esta inducción
empieza en unas condiciones que brindan
mucho más poder e influencia a
los hipnotizadores culturales del
que es posible alcanzar en una inducción
hipnótica ordinaria. Esto es así por:
1. Se inicia con el nacimiento y la
relación de poder se mantendrá muy
desequilibrada durante muchos años.
2. Supone años de repetición de la
inducción y del fortalecimiento de los
efectos de las inducciones previas.
3. Los hipnotizadores culturales
pueden emplear la amenaza física cuando
lo necesiten.
4. Pueden hacer uso de la fuerza
emocional (amenaza de retirar el amor y
la aceptación del sujeto) hasta lograr
la sumisión y pueden brindar amor
y aceptación personal como premio por
una conducta sumisa. El temor
al rechazo es un potente motor.
5. Satisfacer al hipnotizador cultural
para no sentir la culpa es mucho más
importante que satisfacer al
hipnotizador ordinario.
6. El estado mental de un niño es
similar, en muchos sentidos, al estado
mental de un sujeto profundamente
hipnotizado. Esto magnifica el poder
de las sugestiones que practican los
hipnotizadores culturales.
7. Los padres a menudo parecen
omniscientes y omnipotentes para el
niño, de manera que esta profunda
confianza tiene sus rasgos mágicos,
y predispone aún más al niño / sujeto
para otras sugestiones.
8. Se espera que el trance consensual
sea permanente y no una mera
experiencia interesante con un límite
temporal estricto. No es necesario
esforzarse por mantener el trance
consensual: éste es automático.
La inducción del trance cultural conlleva
varios grandes grupos de
sugestiones:
· Un grupo de
sugestiones se ocupa del desarrollo de aquellas
potencialidades que la cultura local
considera buenas.
· Un segundo grupo de
sugestiones se concentra en la supresión de la
manifestación conductual en primer
lugar y luego en al
experimentación interna de los
pensamientos y los sentimientos que la
cultura considera no deseables.
· Un tercer grupo de
sugestiones se concentra en la creación del sentido
del deber en relación con las normas
culturales.
A pesar de todo, hay muchas personas
poco convencionales y verdaderamente
maduras que continúan ensayando vías
alternativas de vida y de experiencia, a
pesar de la prohibición que se cierne
sobre ellas. La esencia también desea
vivir y crecer, y procurará crecer a
pesar de las restricciones culturales.
Gurdjieff afirmó que nuestros
movimientos estaban bastante automatizados.
Tenemos un número fijo de movimientos,
gestos, posturas y nociones del
espacio personal adecuado de subpersonalidades
que los ponen en
funcionamiento.
¿Por qué la cultura desea que uno se
sienta inseguro en algunos sentidos?
Porque entonces uno necesita la
cultura para protegerse y de ese modo es
muy poco probable que la cuestione o
se rebele realmente contra ella.
Nuestras percepciones son
construcciones: seleccionamos (o más bien
nuestros hábitos automáticos
seleccionan), a partir de una gran masa de
impresiones, sólo aquellas que se
adecuan a nuestras expectativas. En el
sistema de tipos de falsa personalidad
de Gurdjieff, uno de los tipos
fundamentales es aquel que sólo ve
posibilidades siniestras en la conducta de
los demás.
Normalmente, los contenidos de
nuestros sueños y ensoñaciones reflejan muy
bien las normas de la realidad
consensual.
Al igual que en la hipnosis, en el trance
cultural tampoco podemos ver
aquellas cosas que el hipnotizador
cultural nos ha sugerido para que no
veamos.
Cada vez que uno reacciona de una
manera automatizada o condicionada y
recibe un premio, se fortalece el
trance consensual. Es necesario un esfuerzo
permanente para neutralizar el aluvión
de sugestiones para dormir
tranquilamente en el trance
consensual, así como un esfuerzo suficiente para
comprender cómo se ha desarrollado
este trance y qué podemos hacer para
despertar de él. Estamos inmersos y
colaboramos con la enajenación mental
general.
CHARLES TART